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SAN SEBASTIÁN 2025 Competición

Alauda Ruiz de Azúa • Directora de Los domingos

“Cuando el conflicto se da en nuestro propio hogar, nos cuesta mucho ser tolerantes”

por 

- La directora vasca detalla su nueva película, un proyecto largamente acariciado donde aborda temas como la adolescencia, el respeto, las crisis familiares y las de fe

Alauda Ruiz de Azúa • Directora de Los domingos
(© Ulises Gutiérrez/SSIFF)

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puso en el mapa cinematográfico a la cineasta bilbaína Alauda Ruiz de Azua, la serie Querer [+lee también:
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la encumbró hace un año en el Festival de San Sebastián. Ahora regresa a este mismo certamen, pero en competición, con su nuevo largometraje, Los domingos [+lee también:
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, del que charla en este encuentro.

Cineuropa: Poco tiempo ha transcurrido entre tu serie anterior y el estreno de tu reciente film.
Alauda Ruiz de Azúa:
El proyecto viene de antes, aunque ha coincido con Querer. Comenzó tras el rodaje de Cinco lobitos. Tuve una conversación con los productores, quienes me preguntaron si tenía otra historia en mente. Les dije que quizás les iba a parecer una locura, pero este tema me fascinó de jovencita, cuando lo conocí desde lejos: una chica quería meterse a monja y desbarataba a su familia. Viene la idea desde mucho atrás, pero se ha construido poco a poco durante los últimos años.

¿Y cómo reaccionaron ellos ante un tema que no está de moda?
Fue grato, porque hablamos de lo que haríamos en una situación así y cómo sería hoy en día. Estuvimos debatiendo mucho tiempo sobre cómo enfrentaría una familia algo tan exótico y radical. Así que no me costó mucho convencerles. Además, tuve la suerte de que la serie Querer se cruzó por el camino y Movistar Plus+ también se interesó por la película. Todos vieron que se abordaba un tema interesante.

La familia es el gran tema común de tu filmografía: ese ente donde crecemos, pero también nos complica a veces la vida…
En este caso la película habla de las fragilidades de la familia, se cuestiona la institución familiar. Hay un relato social construido y fuertemente afianzado sobre la familia: debe ser el refugio, con su apoyo y donde te tienen que querer. Pero no siempre es así. Yo me preguntaba: ¿Cuándo descubres esto? Creo que a los 16 o 17 años, cuando empiezas a tener conciencia más adulta y a mirar a tus padres de otra manera.

De todos modos, la adolescencia no es sencilla de entender para los adultos.
Me gustó mucho de este proyecto estar en contacto con gente de esa edad: reencontrarme con esa sensación de incoherencia, de salir de fiesta y de los primeros amores. Pero también hay en esa etapa vital capacidad de sentir cierto vacío existencial, y ansiedad ante la incertidumbre, cuando empiezas a introducirte en el mundo adulto de verdad sin tener experiencia. He intentado traducir esto dotando a la chica protagonista de toda esa complejidad: le gusta salir de fiesta y bailar con sus amigas, pero puede convivir con una ansiedad que le lleve a algo más espiritual.

De todos modos, ¡qué difícil resulta aceptar las decisiones ajenas!
Sí, es muy difícil. El personaje de la tía de la protagonista intenta plantearse la tolerancia con cierta honestidad, porque todos nos creemos tolerantes o nos gusta pensar que somos respetuosos con la vida de los demás, porque queremos que los otros sean tolerantes con todo lo nuestro. Pero a veces eso es un escaparate, porque cuando el conflicto tiene lugar en nuestra propia casa y con gente que queremos, nos cuesta mucho más ser tolerantes. Y me preguntaba si también hay que tolerarlo todo. Es complicado llegar a ese punto de poder argumentarte que no vas a tolerar algo y por qué. Me parecía interesante lanzar esa pregunta al espectador. La tolerancia genuina es muy complicada, pero debe ir siempre acompañada de una reflexión ética de las cosas.

El film se apoya a lo largo de su metraje en el misterio y la duda de si la joven protagonista se hará finalmente monja o no…
He intentado construir la tensión de la película en torno a la pregunta de hasta qué punto esa vocación es algo genuino, sobrenatural y auténtico, o si está de alguna manera construida, empujada o influenciada por el mundo adulto, ya sea el familiar o el religioso. Pero por ahí tiene que navegar el espectador: preguntándose ¿cómo ha llegado esa persona a sentir eso? Me gustan las películas que no me empujan, no me gritan con un megáfono, sino que me dan espacio para pensar. Sí que creo que Los domingos posee una mirada crítica en torno a la familia y el mundo religioso, con situaciones difíciles de juzgar, pero es verdad que hay en el film una intención de darle margen al espectador, para que pueda pensar por sí mismo.

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