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SAN SEBASTIÁN 2025 Competición

Aitor Arregi y José Mari Goenaga • Directores de Maspalomas

“Se ha establecido en esta sociedad que es mejor pensar que los mayores no tienen sexo”

por 

- Los cineastas vascos confiesan haber aprendido mucho con esta incursión en el universo gay, al tiempo que ponen sobre la mesa asuntos como el sexo en la tercera edad o los retrocesos sociales

Aitor Arregi y José Mari Goenaga  • Directores de Maspalomas
(© Jorge Fuembuena/SSIFF)

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se transformó en aplauso desde que se proyectó en la competición del 73.º Festival de San Sebastián. Sus máximos responsables, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, de la productora Moriarti, responden a nuestras preguntas en la víspera de su estreno en España, el 26 de septiembre, de la mano de Bteam Pictures.

Cineuropa: ¿Por qué elegir el sur de Gran Canaria y no otros célebres destinos gay españoles, como Sitges o Torremolinos?
José Mari Goenaga:
La idea surgió cuando fui por primera vez, en 2016, a Maspalomas y vi ese microcosmos de turismo gay, que pensé en retratar en alguna película. En paralelo, leí artículos sobre gente del colectivo LGTBI+ que volvía al armario cuando entraba en una residencia de ancianos. Así que junté ambos elementos en el guion del film. También nos interesaba Maspalomas por su fisicidad, con esas dunas, empezando nuestra historia como en un paisaje lunar o de Marte… donde de repente aparecen hombres desnudos. Además, es un lugar donde siempre hace buen clima y la gente se retira. Pero bromeo sobre que podría convertirse en una trilogía si rodamos también en Sitges y Torremolinos.

¿Cómo os habéis planteado la filmación cuando la acción transcurre en Canarias o en San Sebastián?
Aitor Arregi: Queríamos generar un contraste entre ambos lugares. Necesitamos saltar desde la belleza, épica y frescura de Maspalomas al enclaustramiento en la residencia en el País Vasco. Decidimos hacerlo con colores más vivos, que lleva a otro mundo, evocando Maspalomas desde San Sebastián, porque siempre vamos cerca del personaje: tendemos a plantear una realización en base a lo que está sintiendo el protagonista. En Canarias buscábamos un poco el aire documental, mientras en la residencia mostramos su bajona total, transmitiendo así al espectador lo que siente Vicente, el protagonista.

Lo que sucede en esa residencia de ancianos me recuerda a vuestra película La trinchera infinita [+lee también:
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, de la que también podía hacerse una lectura gay.

J.M.G.: Sí, ambas cintas están vinculadas. Aquel largometraje, aparte de reconstruir la historia de España, era una metáfora del armario: del miedo a salir, a mostrarte… De hecho en aquel film aparecía un cartero homosexual que mantenía un diálogo con Antonio de la Torre y que se escucha, en off, en Maspalomas cuando Vicente, el protagonista, va al cine. Aunque pueda parecer ombliguista, tiene sentido ese guiño.

Habláis de la sexualidad en la tercera edad, reivindicándola.
A.A.:
Es un cliché muy extendido el pensar que siendo mayor ya no sientes deseo sexual. Me encantó del guion de José Mari que ese señor volviera al armario y también eso, aquí hay un debate muy interesante. Incluso en la residencia hay personas que se buscan como animales con instinto y los tienen que separar. Eso, que aparece en Maspalomas, está basado en un caso real y es muy potente.

J.M.G.: A pesar de que he escrito el guion, para lo que me documenté y hablé con personas mayores, la gente se lo sigue cuestionando tanto que hasta empiezas a dudar. Aunque habíamos abordado un romance lésbico en En 80 días [+lee también:
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. Se ha establecido en esta sociedad que es mejor pensar que los mayores no tienen sexo.

Llegáis más lejos incluso, mostrando a gente joven atraída por los mayores.
J.M.G.: Algo que ves en Maspalomas. Pero es que hay tantos prejuicios e ideas preconcebidas… Parece una rareza que un joven se interese por un maduro, que no ocurre a diario, pero sí sucede.

A.A.: Para mí conocer todo esto ha sido como hacer un master. ¡Qué simples somos cuando no hemos vivido algo! Yo en Maspalomas vi un abanico inmenso de caracteres distintos. Y cuando lo cuentas, la gente flipa.

J.M.G.: La película habla también de esa tendencia de la sociedad a homogeneizar y se te presupone, mientras no digas lo contrario, heterosexual y que a partir de cierta edad no tienes sexo. Te toca a ti decir que eres diferente.

¿Estamos llegando a un momento terrible de regresión social?
J.M.G.: Maspalomas es producto de una reflexión que hace 15 años no nos planteábamos: el riesgo de perder lo conquistado y retroceder en derechos. Lo que le ocurre al personaje de Vicente es eso mismo, pero desde una perspectiva más intima y personal: una pérdida y retroceso por un contexto que ejerce violencia estructural. Así que vamos a tener que seguir peleándolo.

A.A.: Pero siendo optimista, yo no creo que el retroceso sea tan grande como lo que hemos avanzado. No vamos a volver a 1975, a aquel armario gigantesco.

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