email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

Italia / Bélgica / Bulgaria

Andrea Segre • Director de La gran ambición

"No queríamos hacer una película sobre Enrico Berlinguer, sino con Enrico Berlinguer"

por 

- El director habla sobre su película, que relata el innovador proyecto del político italiano Enrico Berlinguer, una figura poco conocida del comunismo más democrático

Andrea Segre  • Director de La gran ambición
(© Massimo Calabria/Vivo Film/Jolefilm/Tarantula/Agitprop)

Este miércoles, la nueva película de Andrea Segre, La gran ambición [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Andrea Segre
ficha de la película
]
, se estrena en cines franceses y belgas (de la mano de Nour Films y Brightfish, respectivamente) tras conquistar al público en Italia, y traza la evolución del innovador proyecto impulsado por el político italiano Enrico Berlinguer, un nombre poco conocido del ámbito del comunismo profundamente democrático.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Cineuropa: ¿Cómo explicaría lo que representa Enrico Berlinguer en Italia?
Andrea Segre
: Es un político muy importante que dejó huella en la historia italiana, pero que fue en cierta medida borrado de la memoria colectiva tras los atentados de las Brigadas Rojas. La película nos ofrece una clave para entender cómo funciona la memoria histórica y política, sobre todo en lo que respecta a la historia del comunismo en Italia, que ahora se asocia con el comunismo terrorista de las Brigadas Rojas, en detrimento del comunismo democrático propugnado por Berlinguer, que soñaba con una sociedad socialista libre y democrática. Berlinguer fue un personaje único, secretario general de un partido con dos millones de afiliados. Tenía una manera muy particular de hablar a la gente, sin recurrir a eslóganes llamativos ni a enfoques calculados para manipular emociones, muy alejada del tipo de grandilocuencia política a la que quizá estemos más acostumbrados. Creo que eso fue lo que creó una relación tan fuerte entre él y el pueblo italiano. Las familias italianas lo recuerdan; todos tenemos parientes mayores que tienen alguna historia que contar sobre Berlinguer.

Las palabras de Berlinguer ocupan un lugar importante en la película. ¿Cómo tradujo esas palabras en imágenes?
Fue un punto crucial para nosotros. Se trataba de un ejercicio de equilibrio para preservar el lenguaje específico que utilizaba Berlinguer, pero encontrando un ritmo un poco más moderno. Elegimos ciertos discursos y los fragmentamos para respetar el ritmo del cine contemporáneo. Aun así, todas las palabras son suyas; no añadimos nada.

Las palabras son también vehículos ideológicos. Está, por ejemplo, la palabra “eurocomunismo”, que cubre todo tipo de cosas.
En sus discursos, Berlinguer demostraba tener un don para el análisis; veía las transformaciones y tendencias que se producían en la sociedad con verdadera lucidez o clarividencia. Como cuando habla de la relación entre austeridad y capitalismo, y de la necesidad de limitar el consumismo para crear justicia y equilibrio económicos. Lo mismo con la necesidad de pasar página de la Guerra Fría, de crear un mundo sin tensiones militares entre las superpotencias. Eso lo convertía en un político muy abierto en comparación con otros dirigentes comunistas de la época, atrapados en su dogmatismo.

También utiliza las palabras y el lenguaje como herramienta de diálogo. Y con el diálogo llega la posibilidad de compromisos, algo que hoy resuena especialmente.
Entendía que el camino hacia la justicia residía en la capacidad de encontrar compromisos. Sin embargo, eso solo funciona si tienes una idea clara de qué tipo de sociedad quieres. Si no tienes ningún ideal, el compromiso se convierte simplemente en una técnica para conservar el poder. El compromiso histórico que propone a Aldo Moro era muy moderno en ese sentido, porque entra en la sustancia real y profunda de la democracia, que implica trabajar día a día confrontando ideas distintas para formular propuestas y soluciones útiles para el bien común.

¿Cómo decidisteis qué periodo de la vida de Berlinguer abordar?
Elegimos centrarnos en el periodo que coincide con la Gran Ambición, en un momento en que el sentido de su vida parecía ligado a un objetivo común. Resulta muy interesante, desde el punto de vista dramatúrgico, estudiar las decisiones que acabó tomando en su vida personal y profesional, a veces en interés del partido. Es algo que sigue resonando con fuerza hoy en día, cuando parece casi imposible identificar una ambición colectiva en nuestra sociedad hiperindividualista. Creo que el enorme éxito de la película en Italia también está ligado a eso: al hecho de que también es una película sobre una crisis de la democracia.

Este material de archivo funciona para ti como un lenguaje poético que da cuerpo al relato. Y, obviamente, también había que encontrar a un actor, Elio Germano, para contar esta historia.
Elio fue la primera persona con la que hablé de lo que quería hacer; siempre supe que encontraría la manera de meterse en la cabeza de Berlinguer, de encarnar su humanidad. No queríamos hacer una película sobre Enrico Berlinguer, sino con Enrico Berlinguer. Sobre la condición humana en un sentido más amplio y la realidad de tener una gran ambición, un sueño colectivo. No buscábamos la imitación, sino la inmersión.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Lee también

Privacy Policy