email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

SEMINCI 2025

Fernando Franco • Director de Subsuelo

“Me interesa hablar de temas dedicados y espinosos desde el cine de género”

por 

- El cineasta detalla cómo se enfrentó a la adaptación de la novela de Marcelo Luján, a sus secretos familiares, al uso que se hace hoy de los teléfonos móviles y hasta a un psicópata en silla de ruedas

Fernando Franco • Director de Subsuelo
(© Photogenic/Seminci)

Con La herida [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Fernando Franco
ficha de la película
]
el hasta entonces montador sevillano Fernando Franco se alzó con el Goya 2014 a la mejor dirección novel. Ese fue el comienzo de una carrera pausada pero pensada como realizador que le llevó a firmar después Morir [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Fernando Franco
ficha de la película
]
y La consagración de la primera [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Fernando Franco y Koldo Zu…
ficha de la película
]
. Ahora ha participado en la 70.ª Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid con Subsuelo [+lee también:
crítica
entrevista: Fernando Franco
ficha de la película
]
, adaptación del libro homónimo de Marcelo Luján, por la que ha recibido el Premio Miguel Delibes al Mejor Guion para él y su colaboradora Begoña Arostegui.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Cineuropa: Es este tu primer thriller.
Fernando Franco:
Sí, llevaba tiempo con ganas. El género siempre me ha interesado y La consagración de la primavera poseía elementos pequeños y sutiles de comedia o drama romántico. Llevo tiempo hablando con colegas de que se ha usado el género de manera clásica y, como me gusta hablar de temas espinosos o subterráneos, tenía la pulsión de vehicularlos a través de un mecanismo de género.

Subsuelo es un thriller, pero no oscuro, sino rodado a pleno sol.
Sí, efectivamente, ha sido un reto a muchos niveles, pues aquí hago cosas que nunca hice. Mis tres films anteriores están rodados con la cámara al hombro y en plano secuencia. Este es más estilizado en la forma, con grúas, cabezas calientes y trípodes: todo un desafío cambiar mi manera de enfrentarme a la puesta en escena. Además, empleo música, cosa que jamás había utilizado. Quería rodar un thriller psicológico de los que me gustan, como los de Chabrol o La sombra de una duda, de Hitchcock, en los que irrumpe el mal en el ambiente familiar y cotidiano. También jugar en espacios reducidos y con pocos elementos, a lo Polanski, con algo turbio latiendo de fondo.

Ese conflicto secreto de la película convierte a la familia en un infierno.
Me gustan los temas dedicados y hacer funambulismo para no caer de ningún lado. Tenemos una visión light de la familia, como de una institución amable y suave. Desde fuera ves la punta del iceberg de las familias. En Código desconocido de Haneke, Juliette Binoche escuchaba una situación violenta de los vecinos desde su propia casa: cómo esa gente que te encuentras en el ascensor es amable en apariencia, pero oyes cosas terribles a través de los tabiques.

¿Por qué titular cada fragmento del largometraje con el nombre de un personaje?
Eso no está en la novela original, pero la película es un poco fragmentada y pensé que una estructura capitular funcionaría mejor y serviría de agarre al espectador, sin perder el salto entre los tiempos. Es un arma de doble filo, porque cierta crítica asegura que está contada de forma fragmentada como Rashomon y no es así, pues está contada desde el personaje de la chica protagonista. Me interesaba desgranar los elementos del núcleo familiar en esa estructura capitular y que el personaje de la madre -fundamental en la novela, pero muy reducido en la película- tuviera ese título final que le devuelve el rol de catalizador de lo que sucede.

Esta es tu segunda adaptación literaria tras Morir. ¿Cómo te has enfrentado al libro original, pelándolo como a una cebolla o añadiéndole condimentos?
Busqué la complicidad del autor, él entendió su transformación y me ha ayudado con pistas y elementos. La novela es tremendamente intricada en sus tiempos: el narrador mezcla pasado, presente y futuro. El reto suponía poner todo en orden, pues es como una cinta de Moebius, respetando su espíritu, pero inviable de trasplantar tal cual.

En el largo se aprecia el abismo de comunicación entre padres e hijos jóvenes.
Estuvimos dándole vueltas a cómo plantear ese abismo de incomunicación. También los dispositivos móviles me interesan, pues pueden convertirse en vehículos de extorsión, tanto los mensajes de texto como los vídeos, esa cantidad de contenido visual que generan. Juegan un papel relevante en la comunicación/incomunicación: me preocupa cómo retratar un teléfono móvil, porque hay que integrarlos en la trama, y a veces se mandan emojis que no se corresponden con la situación real del emisor.

La minusvalía aparecía en La consagración de la primavera y aquí el psicópata va en silla de ruedas, algo poco habitual.
El actor principal tuvo un coach que va en silla de ruedas y cuando le mandé el guion, este me dijo que le encantaba de que el personaje fuera tan maligno, porque siempre les retratan como seres de luz por el hecho de estar van en silla de rueda: por eso tienen que apropiarse de otros papeles y no solo hacer de pobrecito al que todos tienen que ayudar.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Lee también

Privacy Policy