Manuel Cristóbal • Director, Festival de Cine Europeo de Sevilla
“Intentamos transmitir a las nuevas generaciones el placer de disfrutar del cine en una sala”
por Alfonso Rivera
- El director del certamen nos habla de esta tercera singladura bajo su timón, de sus nuevas actividades y colaboraciones, y hasta regala algunas recomendaciones de su copiosa programación

El productor Manuel Cristóbal encara desde hoy, 7 de noviembre, y hasta el sábado 15, con su energía habitual, el desarrollo del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que alcanza su edición número 22. Con ese motivo mantuvimos con él la siguiente charla.
Cineuropa: A la tercera… ¿va la vencida?
Manuel Cristóbal: Sí, el primer año fue de rescate, pues el festival estaba herido de muerte, pero en esa crisis se vio que el público, la prensa y el ayuntamiento amaban al festival, que hemos ido puliendo y hacerlo sigue siendo un reto precioso. Ver buen cine europeo en una ciudad como Sevilla es un plan infalible. El año pasado hicimos el festival que queríamos y este año lo pulimos.
La criatura va creciendo, cogiendo peso y poniéndose hermosa.
El cine europeo no es solo un nicho, sino mucho más. Todo el mundo debe encontrar una película en la programación de Sevilla que le guste; tenemos una sección oficial sólida, pero además apostamos por el talento con las secciones Rampa y este año añadimos cortometrajes por primera vez en sección oficial, con animación e imagen real. Y el próximo, entrarán documentales. También incorporamos a RTVE como colaborador. Son pequeños grandes hitos que hacen que la criatura crezca bien y engorde de forma estructurada, con la ilusión de la gente de Sevilla y de los profesionales.
¿Qué nuevos retos plantea esta nueva edición?
Hay cosas que hay que conservar para que se consoliden. Nuestra sala del Cartuja Center CITE Sevilla es comparable al auditorio Louis Lumière de Cannes o al Kursaal 1 de San Sebastián, con esa pantalla gigante y sus 2.000 butacas. Con grandes estrenos llenaremos muchas noches. Un gran festival necesita una gran sala, además tenemos un espacio de cine inmersivo allí mismo, empezamos con Fillos do vento: A rapa, mediometraje que estuvo en Cannes. Otra novedad este año son las jornadas de cine y geopolítica, recuperando el debate sosegado, moderado por profesores de la universidad de Sevilla, garantizando la calidad de los discursos. Tener un debate de altura hoy día, con todo tan veloz, es muy gratificante.
Los homenajeados del festival en esta edición vuelven a ser nombres grandes del continente.
Tengo una gran ventaja: la palabra mágica Sevilla. Jeremy Irons estuvo aquí y volvió después, fascinado, por su cuenta, fuera del festival. Hay que tratar a la gente con respeto. Tener cineastas como Costa-Gavras, Jim Sheridan y Juliette Binoche es algo espectacular. Pero había que entregar ya un premio de honor a Alberto Rodríguez, uno de los grandes directores europeos y no tenía sentido que no hubiera recibido un trofeo del festival de su ciudad. Otra novedad este año es que no haremos ceremonia de clausura, sino que leeremos el palmarés y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dará un concierto (el sábado 15) de bandas sonoras del cine español: así encontramos nuevos públicos. Buscamos alianzas y dentro del área de industria Frame Sevilla (leer más) buscamos también un lugar de reflexión, ya que somos un festival que se celebra a final de año, es el momento ideal para hacerla. Iniciaremos unas jornadas con los exhibidores de FECE (Federación de Cines de España), porque ellos mantienen las salas abiertas, hay que darles cariño y escucharlos, y en nuestros jurados siempre incluimos alguien del mundo de la exhibición. Eso sube el nivel del jurado y es una manera de ofrecer respeto a la exhibición.
Es el gran tema actual: la crisis de asistencia a salas cinematográficas. ¿Qué herramientas utiliza el festival de Sevilla para atraer al público?
Un festival consiste en disfrutar del cine en una sala y con gente a la que le gusta el cine: intentamos transmitir esto a las nuevas generaciones. Yo soy de una generación en la que el cine era una parte fundamental del fin de semana y queremos generar ese mismo hábito en los jóvenes. Hay que escuchar, ver qué géneros cinematográficos no están suficientemente desarrollados y cuales sobran: el cine de autor es un concepto maravilloso, pero no un género. El familiar, la animación, el thriller, la comedia y el drama deben coexistir y están en la programación de Sevilla. Intentamos replicar aquella magia de recordar una película vista en una sala de cine.
¿Es esa la línea editorial del certamen, dirigirse a todos los públicos?
Sin perder el cinéfilo, intentamos ampliarlo. Somos la cuarta ciudad de España, una gran ciudad de Europa, y esa personalidad múltiple y variada va acorde con la ciudad y hay tantas opciones de ocio como habitantes. Por eso digo que todo el mundo encontrará su película en el festival.
Un evento europeo donde el cine andaluz cada vez tiene más importancia, como el vasco en el de San Sebastián, por ejemplo.
Tenemos películas andaluzas en todas las secciones, incluso entre los cortos, en Panorama Andaluz, por supuesto, y en secciones como Rampa o la Oficial, como la magnética cinta La anatomía de los caballos [+lee también:
crítica
ficha de la película]. Sí, aquí el cine andaluz juega en casa.
De las múltiples actividades de la parrilla, ¿cuál te hace especial ilusión o crees que tiene especial relevancia?
Los conciertos, como la proyección de Carmen, de Ernst Lubitsch, en el Teatro de la Maestranza, con música en directo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Está todo inventado, pero hay que enfatizar el contacto con el público y transmitir la idea de que el cine es un esfuerzo colectivo, por eso recordamos continuamente figuras como la del productor o el guionista. Esa idea impregna las actividades paralelas. También intentamos llegar a más barrios de Sevilla y soy adicto a los libros de cine, así que me encantan las presentaciones de estos.
Tú que has visto tanto cine europeo para seleccionarlo para el festival, ¿cómo anda éste de salud?
Los cortos me han gustado mucho, con algunas joyas. En Europa y España tenemos un problema de sobre producción, pero la salud del cine europeo es buena, por ejemplo la película suiza que aspira a los Óscar (Late Shift [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Petra Volpe
ficha de la película]) es excelente, y muchas más.
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