Asaari Bibang • Actriz de Ruido
“Ruido habla de las batallas del freestyle, pero también de las que libramos en la vida”
por Valerio Caruso
- Hablamos con la actriz sobre la película en la que participa, en la que el freestyle urbano se convierte en un espacio de identidad, conflicto y creación para un grupo de jóvenes mujeres

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ficha de la película], ópera prima de Ingride Santos, el freestyle urbano se convierte en un espacio de identidad, conflicto y creación para un grupo de jóvenes mujeres. Hablamos con una de sus actrices, Asaari Bibang, sobre su personaje, la mirada de la directora y el trasfondo emocional que atraviesa la película. La película, que se estrena el 28 de noviembre en España con VerCine, sigue a varias chicas del entorno del freestyle y explora temas como la autoexpresión, la familia y la pertenencia.
Cineuropa: En Ruido, las protagonistas son jóvenes mujeres del mundo del freestyle urbano, un entorno a menudo dominado por hombres. ¿Qué te atrajo de este universo y de la forma en que la película lo representa?
Asaari Bibang: Yo no soy rapera ni he profundizado demasiado en ese mundo, más allá de escucharlo de vez en cuando y de estar trabajando con un referente del género como Frank T. Sin embargo, vengo del stand-up, un ámbito también muy masculinizado en el que la palabra es el centro de todo. Desde ahí puedo comprender gran parte de la pasión de Lati como rapera, porque, como cómica, sé lo que es construir desde el verbo, la presencia y la verdad. Y, por supuesto, siempre es una alegría ver a mujeres conquistando espacios; que en este caso sea además una mujer negra, con toda la riqueza de su diversidad, me parece doblemente maravilloso. Me fascina que en las batallas de Ruido las barras se lancen con toda su crudeza y su flow, sin máscaras. Y me emociona ver cómo todo lo que vivimos, lo bueno y lo duro, termina influyendo directamente en nuestro arte.
Es la ópera prima de Ingride Santos. ¿Cómo ha sido trabajar con una directora debutante y qué te ha sorprendido de su mirada o su forma de dirigir?
Como actriz, estoy profundamente agradecida por la libertad creativa que me brindó. Se interesó genuinamente por comprender los matices culturales que consideraba esenciales para el personaje y escuchó con atención cada una de mis propuestas. Ingride tenía muy claro lo que quería desde el principio, pero aun así contó con mi criterio y me permitió aportar, igual que hizo con todas las personas que asesoraron el proyecto. Poder ensayar y conversar con ella y con el resto del equipo artístico nos dio una visión muy precisa de cómo queríamos abordar cada escena antes de llegar al set. Desde el minuto uno me hizo sentir parte del proyecto.
La película mezcla energía, música y emociones muy crudas. ¿Cómo te preparaste para conectar con esa intensidad y con el lenguaje del freestyle?
Mi personaje atraviesa un momento emocional muy específico. Está en un punto de su vida en el que debe sostener un dolor que se filtra en todo, pero lo hace siempre con dignidad y contención. Como Aminata encarna el rol de la madre “estricta”, era primordial aportar matices propios a su personalidad, abrir una grieta por la que el público pudiera colarse para conocerla de verdad y empatizar con ella. Tomé como referencia a Denzel Washington en Fences o a la madre interpretada por Susi Sánchez en Cinco lobitos [+lee también:
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Más allá del freestyle, Ruido habla de identidad, empoderamiento y expresión. ¿Qué mensaje esperas que las jóvenes espectadoras se lleven después de ver la película?
Ruido es una película que habla del freestyle y de las batallas, pero no solo de las que se libran sobre un escenario, sino también de esas otras que libramos en la vida. Es una historia sobre el amor maternal, fraternal y sonoro. Explora lo decisivo que resulta estar rodeados de personas que nos impulsen, que nos den fuerza para perseguir nuestros sueños y que estén dispuestas a sostenernos cuando el camino se vuelve difícil. Me gustaría que el público saliera del cine con la misma sensación que dejaba Dirty Dancing: esa mezcla de energía y emoción que te hace creer que tú también puedes hacer el porté.
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