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Simon Staho • Director

Retrato de un artista fuera de norma

por 

Cita con Simon Staho en San Sebastián, donde el cineasta de 33 años presentó su segundo largometraje, Bang Bang Orangutang. Filmado en video, combinando imágenes en blanco y negro con colores chillones, y evocando las inesperadas letras de The Clash y Dolly Parton como expresión lírica del mundo interior de los personajes, la película parece ser una crítica a las sociedades escandinavas disfrazada de historia de amor, pero sin tener jamás la intención de ser un manifiesto social. Bang Bang Orangutang nos revela a un cineasta sin miedo de provocar reacciones radicales tanto en los críticos como en las audiencias.

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Cineuropa: ¿Por qué decidió filmar Bang Bang Orangutang en video?
Simon Staho: El video es un medio moderno, la expresión de lo que deberían ser las imágenes en el 2005. Para mí, hacerlo en 35mm es algo bello pero nostálgico; algo perteneciente a otra generación. El reto no está en hacer que el video parezca película, sino en procurar que sea tan bella e interesante como esta. También lo hice para provocar un poco a los directores de fotografía. En cuanto les dices que vas a rodar con video, te saltan con: "Oh no". Piensan que el video es un sistema de segunda, lo cual no es verdad.

Al ser un director danés que filma con video ¿Cuánto piensa que le influyó el movimiento Dogma 95? ¿Piensa que Dogma ha muerto?
No estoy seguro de que haya estado vivo alguna vez (risas). No pienso que me influenciasen los directores de Dogma, puesto que su uso del video es brutal. Querían conseguir una imagen socio-realista. A mí me interesa crear algo a partir de la imagen. Esa es mi definición de cine: uno tiene la obligación de expresar algo a través de la imagen. No se debería simplemente filmar la realidad y luego ponerla en una película. Ella debe ser un autorretrato de quién eres como director.

¿Por eso decidió combinar imágenes en blanco y negro con colores chillones? ¿Hasta que punto eso ha sido importante para retratarle a usted y a sus personajes?
Desde el principio, yo quería realizar una obra expresionista en el sentido de lo que ve el protagonista es lo que vemos nosotros; ¡la manera en que el percibe la realidad es como la percibimos nosotros! El espectador no debería quedar fuera del personaje. Si este ve algo rojo, nosotros también. Cuando le sube la adrenalina a tope, quiero que nosotros tengamos la misma impresión. Me encantan las películas en las que te sientes cerca del personaje; que te hacen reaccionar, en vez de echarte hacia atrás y comenzar a analizarlas. Creo que estos tipos de proyectos son necesarios, pues hoy en día no se hacen muchos así. Esta es una razón por la que quería hacer una película expresionista y emocional. No me interesaba mostrar por medio de un filme cuán inteligente y filosófico soy. Me obligué a hacer algo que hiciera reaccionar al público, les gustara o no. Son tantas las películas europeas poéticas y políticamente correctas, pero no me interesan…

Dice que Francis Bacon le inspiró. Yo pensé en Andy Warhol igualmente, pues me parece coherente con la línea colorida y pop de la pleícula...
Bacon hizo unas pinturas sorprendentes de color amarillo, naranja y verde, aunque no son sus más conocidas. Lo que me gusta de él es que es un pintor expresionista que lanza sus emociones contra la tela. Sí que se puede mencionar a Andy Warhol, pero no había pensado en él. Warhol era una persona muy culta e inteligente - definitivamente no era un idiota del pop - y tampoco le daba miedo usar los colores. Cuando pintó las latas de sopa, lo hizo de modo que las personas pudieran identificarlo. No lo hizo de manera intelectual ni académica, sino a propósito, y eso es lo que procuro hacer también en la película.

¿Por qué filmó en Suecia con actores suecos?
La razón principal es que quería trabajar con actores suecos. A diferencia de actores daneses, no participan en anuncios de televisión, se toman su trabajo más en serio. Me gustan los actores que creen que actuar merezca la pena. Si tienes un talento tal, deberías protegerlo, no malgastarlo en publicidad. Nunca utilizaría a un actor que haya hecho publicidad porque el público no le tomaría en serio al verle sobre la gran pantalla.

Muchas películas danesas parecen ser proyectos formales. La suya es absolutamente la excepción a la regla. ¿Se ve a sí mismo como alguien de fuera?
Sin duda, eso se podría decir. Muchos daneses piensan que Europa les ve como aquellos que hacen las películas más arriesgadas. Nos creemos el centro del mundo, y obviamente no lo somos. Mis películas son un poco como la oveja negra o el hijo bastardo.

Entonces, ¿fue difícil producirla?
El productor y yo tenemos nuestra propia compañía, controlamos totalmente la película. Hay que tener coraje para realizar una película como esta. No es convencional, ni se parece a nada familiar. ¡Se realiza porque crees en ello, no para que millones de personas vayan a verla!

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