Chema de la Peña & Gabriel Velázquez • Directors
"El Sud Express era un mundo increíble de emociones"
por Vitor Pinto
- Dos directores para un largo viaje. De Lisboa hacia Paris filmando las historias de los pasajeros del Sud Express, han construido una película visceral sobre la esperanza y la soledad
Nacidos en la misma ciudad, Salamanca, Chema de la Peña y Gabriel Velázquez han empezado su colaboración en los años 90, cuando Gabriel trabajó en la producción del segundo cortometraje de Chema Lourdes de segunda mano. La carrera de Chema incluye dos cortometrajes y cuatro películas, así como una nominación a los Goyas, en 2002, por el documental De Salamanca a ninguna parte. El premier corto de Gabriel, En Madison siempre es lunes ganó el Premio Luís Buñuel en 1997 y fue seguido de cuatro incursiones más en el dominio del cortometraje. Hace dos años, los dos directores han decidido rodar un documental sobre el Sud Express, que acabó por transformarse en una película de ficción basada en historias reales, interpretadas por personas de verdad. Cineuropa tuvo una cita con los dos en el Festival de San Sebastián, donde Sud Express [+lee también:
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Cineuropa: El Sud Express es una especie de tren mítico que va de Paris hacia Lisboa, ¿cómo ha surgido la idea de hacer una película sobre él?
Chema de la Peña: Cuando era adolescente tenía un amigo que trabajaba de revisor en la línea de Sud Express, que pasa por Salamanca, y siempre me contaba historias fascinantes sobre los viajeros de ese tren: intentos de suicidio, vendimiadores de Burdeos que se emborrachaban, prostitutas que prestaban sus servicios a bordo. ¡Y eso para mi era un mundo increíble de emociones! Al mismo tiempo, el tren es el único medio de transporte que tiene ese misterio casi épico asociado a las emociones y al mundo del cine. De ahí ha surgido el leitmotiv de la película.
Al principio Sud Express era un proyecto documental, ¿porque habéis planteado una película de ficción?
Gabriel Velázquez: Efectivamente esa era la idea inicial pero la hemos cambiado casi de manera natural mientras visitábamos las localizaciones y mientras hablábamos con la gente. Nos dimos cuenta que teníamos mucho material – y material muy rico – que podía alimentar una película de ficción. Queríamos provocar las historias, y no dejarlas al azar. Al final hicimos una ficción documental.
¿La gente que habéis entrevistado sale en la película o habéis hecho otros castings?
Gabriel Velázquez: Ha habido un poco de todo. Por ejemplo, los taxistas español y portugués que salen en las escenas rodadas en París, son taxistas de verdad. Hemos hablado con los dos y luego los incluimos en el ciclo del personaje interpretado por Gerald Morales. Las señoras españolas que se pelean por la petición, si que han participado en un casting. Hemos incorporando algunas personas, otros aficionados han pasado un casting y cuanto a actores profesionales casi que no los hay…
Una mezcla de documental y de ficción con actores no profesionales me recuerda al neo-realismo, ¿fuisteis influenciados por esa corriente?
Chema de la Peña: No creo que nuestro trabajo esté próximo del neo-realismo, aunque sea verdad que compartimos esos puntos. Gabriel y yo tenemos un lenguaje común, nos interesaba abordar los temas de la soledad, de la incomunicación y, por supuesto, de la emigración. Queríamos hacerlo de manera a reproducir la autenticidad de la gente que habíamos conocido y cuyas historias nos habían fascinado. Por eso elegimos a actores no profesionales, buscábamos la frescura y la inmediatez que tiene la película.
¿Cómo fue el proceso de escritura del guión y la dirección de actores no profesionales?
Chema de la Peña: Escribimos el guión en castellano a partir de las historias preconcebidas y de las entrevistas que hemos hecho; y luego lo traducimos al portugués, al francés, al vasco y al árabe. En el rodaje tuvimos que dirigir a personas de varias nacionalidades, hemos hecho muchos ensayos con los actores y cuando empezó el rodaje casi no hubo espacio para la improvisación.
Ser a la vez director y productor de un proyecto como este fue la mejor opción, ¿no?
Gabriel Velázquez: Fue fundamental. Si dices a tu productor que vas a hacer un documental y al cabo de un mes cambias para una película, las cosas no van a salir bien (risas). Chema ya había dirigido antes, pero para mí fue mi primer largometraje como director. Era muy complicado encontrar a alguien que confíe en ti ciegamente. Luego contactamos a varias productoras portuguesas y tuvimos una cita con José Luís Carvalhosa de Fábrica de Imagens. A el le gustó el proyecto y empezó a buscar financiación por su lado en Portugal, hasta que lo consiguieron.
¿Cómo ha sido la experiencia de codirigir? ¿Tenéis ganas de hacer otro proyecto juntos?
Gabriel Velázquez: Fue un proyecto muy duro, rodado en sitios muy distintos y en idiomas distintos. Nos ha venido muy bien estar los dos ahí, ¡apoyándonos el uno al otro!
Chema de la Peña: Seguiremos trabajando juntos en Artimaña Producciones. Si vamos a volver a dirigir juntos, todavía no lo hemos planteado. Ahora estamos con la promoción de Sud Express. Estamos liados con el estreno, con los festivales y con las ventas internacionales de la película, que son gestionadas por Sogepaq.
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