Nacho Vigalondo • Realizador
"Un esfuerzo de imaginación constante"
- Candidato en 2003 al Oscar al mejor cortometraje, el joven cineasta español ha elegido el género fantástico para explorar la prohibición, la culpabilidad y la redención
El cineasta cántabro Nacho Vigalondo saltó a la fama en España cuando su cortometraje 7:35 de la mañana fue nominado en su categoría en la edición de los Oscar de 2003. Actor, guionista y showman que maneja con soltura el marketing y las nuevas tecnología –ha diseñado un juego basado en su ópera prima que ya es un éxito en Internet-, ha tardado tiempo en encontrar quien distribuyera su primer largometraje, la arriesgada Los Cronocrimenes [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Alejandro Miranda
entrevista: Nacho Vigalondo
ficha de la película], a pesar de haber triunfado en festivales y cuyo remake norteamericano ya está en marcha, según algunos rumores para que lo dirija David Cronenberg.
Cineuropa: ¿De dónde surgió el argumento de la película? ¿Eres un fanático de la para ciencia y el género fantástico?
Nacho Vigalondo: Cuando descubrí la ciencia ficción literaria, mucho más osada que la cinematográfica, me volví un fanático. El desconcierto que te transmiten las novelas de Philip K. Dick, en las que no puedes deducir qué va a suceder en la siguiente página, es muy excitante y difícil de encontrar en otros medios y géneros. Cuando la idea de Los cronocrímenes se cruzó por mi cabeza, pensé que había dado con la idea perfecta para hacer una película muy loca y salvaje, pero a la vez muy cerebral y consecuente.
La culpa, lo prohibido y el sexo son ingredientes de la trama de la película. ¿Cómo se te ocurrió mezclar estos asuntos con viajes en el tiempo?
Te confieso que ese elemento no salió en la primeras versiones del guión, cuando todo se limitaba a ser un más difícil todavía narrativo. Cuando surgió el personaje de Bárbara Goenaga, con todo lo que ello conlleva, es cuando esta historia tuvo un auténtico sentido dramático. El sexo se relaciona con lo prohibido, y lo prohibido con la culpa... Y el viaje en el tiempo es un mecanismo fenomenal para hablar de la culpa, y la posibilidad de redención.
¿Crees que el género fantástico necesita nuevos aires, temáticas y argumentos?
Cualquier género agradece una renovación constante, y el fantástico más que ningún otro. El drama puede asentarse sobre ideas clásicas, pero la ciencia ficción o el terror exigen un esfuerzo constante de imaginación. El público de hoy en día consiente otro triángulo amoroso. Pero no más vampiros al uso.
Después de viajar a Hollywood tras ser nominado a los Oscar, ¿se ven las cosas de España y Europa de forma distinta?
No especialmente. En los momentos clave en la alfombra roja el resto del planeta, sencillamente, ha desaparecido. Pero al día siguiente tienes que seguir intentando levantar una película. Eso sí, el contacto con la industria norteamericana te hace asimilar hasta qué punto en España esto es un barullo.
Sinceramente, ¿por qué crees que ha gustado tanto tu película en los festivales? ¿Qué tipo de gente la aprecia más: los hombres o las mujeres?
No te detectado si le gusta más a hombres que a mujeres. La historia está contada desde el punto de vista masculino, pero no creo que eso condicione al público según su género. Quiero pensar que, si ha gustado la película, es porque es una propuesta que no sigue ninguna tradición definida, pero funciona bajo un mecanismo muy pendiente del público. Vamos, que no es cine abiertamente comercial, pero tampoco es elitista.
¿Fue complicado levantar un proyecto como éste o lo tuviste fácil gracias a la nominación al Oscar?
El Oscar no me abrió las puertas: me las entreabrió. Piensa que por aquel entonces el guión ya estaba escrito... Pero aun así he tardado tres años en estrenar la película.
¿Con qué presupuesto has contado? Porque no parece una película costosa: pocos actores, pocos escenarios, ningún alarde tecnológico…
No tengo acceso al presupuesto final. Hay una economía de elementos, pero rodar en exteriores conlleva un esfuerzo. Y la meteorología no estuvo con nosotros. En cualquier caso, no me quejo del presupuesto. Si hubiese tenido más dinero, sencillamente hubiese intentado dedicar más tiempo a algunos planos. Pero la película tendría el mismo aspecto.
Si tuvieras que definir tu película, cómo lo harías: ¿Comedia de ciencia ficción? ¿Pesadilla cómico-erótica? ¿Viajes en el tiempo con muebles de Ikea y estructura de muñecas rusas?
Sería muy doloroso escoger una definición de esas tres. Las tres quedarían perfectas en la contraportada del DVD. ¿Puedo?