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Tomas Alfredson • Directore

Vampiros adolescentes enamorados

por 

- El éxito de Déjame entrar se debe principalmente a la emoción que provoca esta pequeña historia de amor, tierna, romántica y terrorífica

El cine parece haber resucitado, con distintos matices, la figura del vampiro. Tomas Alfredson afirma que el cine de terror no le ha interesado jamás y que el éxito de Déjame entrar [+lee también:
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se debe principalmente a la emoción que provoca esta pequeña historia de amor, tierna, romántica y terrorífica.

Cineuropa: ¿Por qué has ambientado la película en los años 80?
Tomas Alfredson: El libro en que se basa la película está ambientado en 1982, cuando su autor, John Ajvide Lindqvist, tenía 12 años, como el joven protagonista Oskar. El libro es autobiográfico, aparte claro está de la presencia de vampiros. Lindqvist, que también ha participado en la escritura del guión, ha añadido al final del libro: “Todo lo narrado en este libro ha ocurrido realmente, aunque no de esta manera”. En cualquier caso, creo que es más fácil narrar una historia tan poco realista como ésta en el pasado. Además, Suecia era en aquellos años un país muy silencioso. Hoy día las cosas son muy distintas y quería recuperar ese silencio del pasado.

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Has mencionado el carácter sueco, que proporciona a la película grandes posibilidades de éxito internacional.
Curiosamente, mientras una cosa es más específica, es al mismo tiempo más universal. Es algo que funciona en todas las formas artísticas. Los suecos están especializados en la comunicación a través del silencio. No responder a una pregunta puede ser asimismo una respuesta. Creo que esto es algo que fascina al público. Como los paisajes invernales. En Suecia, el invierno es un periodo del año que nos obliga a vivir en una oscuridad perenne y que nos fortalece. También esto creo que atrae al público.

¿La película puede ser considerada asimismo una reflexión sobre la sociedad sueca?
La historia está abierta a distintas interpretaciones y estoy dispuesto a aceptarlas todas. Para algunos, Déjame entrar es una película sobre los coches de época, mientras que para otros va sobre el acoso escolar. No soy quién para decir cómo interpretar la película, pero me resulta interesante escuchar todas las opiniones.

La familia del protagonista tiene poca presencia en la película.
El estilo del guión era más bien espartano, con muy pocos diálogos, apoyado en su capacidad poética. Estábamos convencidos de que la película debía sustentarse en las imágenes. El anciano que acompaña a Eli era en el libro un pedófilo declarado, pero me parece que hoy día el tema de la de pedofilia se ha convertido en un recurso para dotar de mayor emotividad a una historia, pero sin analizar el tema de modo riguroso. No quería que un tema tan complejo, fuerte e inquietante pudiera desviar la atención de la historia de amor de los dos protagonistas.

¿Qué problemas de estilo has encontrado para alejarte de las anteriores películas de vampiros?
Admito que antes de hacer esta película no tenía ni idea del mito del vampiro. Había visto sólo un par de películas sobre ello y no me habían impactado especialmente. Por tanto, me he encontrado con un tema totalmente novedoso y Lindqvist me ha ayudado mucho en el estudio de esta mitología. Hemos jugado con algunos estereotipos, pero hemos recuperado la idea ya perdida de que el vampiro sólo puede entrar en una casa si le invitan.

Háblanos de la banda sonora.
Pensamos que era interesante explorar el lado más romántico de la historia y no usar la música para crear suspense. Hubiera sido demasiado inquietante. El músico Johan Soderqvist ha compuesto la música y ha recuperado un instrumento peculiar, el waterphone, que tiene un sonido frío e invernal que daba a la perfección la idea del hielo. La música es rigurosamente analógica, interpretada por la orquesta sinfónica de Bratislava sin técnicas digitales.

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