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CANNES 2009 Una Cierta Mirada

Los cautivadores ritmos de Los viajes del viento

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La nueva película del realizador colombiano Ciro Guerra, Los viajes del viento, ha sido presentada hoy en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes, donde ha demostrado estar a la altura de los esfuerzos realizados por sus financiadores europeos. Así, han participado Alemania (Razor Film y la televisión ZDF), y los Países Bajos (Volya Films), así como el Atelier de la Cinéfondation de Cannes, el World Cinema Fund de Berlín, el Fondo Hubert Bals de Rotterdam y el programa Ibermedia. La cinta hace un grandioso recorrido a través de la música y los suntuosos paisajes de Colombia.

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El viento que da títulos a la película es el que hace vibrar el acordeón de Ignacio, una especie de imperturbable Lee Van Cleef colombiano con la cara curtida por el sol del desierto de Guajira. Ignacio decide abandonar su profesión de músico ambulante (o “juglar”), a pesar de su talento y la reputación que lo precede por todas partes. Su proyecto de devolver su instrumento (ligado según una leyenda a una maldición diabólica que condena al vagabundeo a aquel que lo toca) al maestro que se lo confió toma un giro imprevisto cuando aparece el joven Fermin, que pretende seguirlo como discípulo. Juntos, los dos protagonistas de esta obra picaresca van de feria en feria, guiados por el sentimiento de una búsqueda cuyo objeto resulta imposible de definir.

En el camino, al tiempo que desarrollan, a pesar de la reticencia de Ignacio, una relación de maestro a alumno, muestran al espectador la riqueza de una cultura plena de supersticiones y creencias donde la música es un asunto de hombres. En efecto, a través de intensos combates musicales (el equivalente local de los duelos de rap) que el juglar sobrevive. Más allá de la belleza y la gran dureza de los paisajes, magníficamente fotografiados, es mediante su desarrollo de este concepto de duelo sobre fondo de ritmos afrocaribeños penetrantes que Guerra crea la tensión que permite a la película alcanzar momentos contemplativos sin parecer larga.

Evidentemente, estos debates musicales, caracterizado por el antagonismo, hacen juego a la relación igualmente fuerte del músico y Fermin, y antes de eso del primero con su maestro, una transmisión de generación en generación cuyo emocionante epílogo sugiere que se perpetuará, como permanecen en la mente del espectador al final de la proyección, los ritmos potentes que son el corazón de esta película.

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(Traducción del francés)

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