Cannes llega a la cartelera belga

24/06/2009

Algunos de los filmes presentados en Cannes llegan esta semana a la cartelera belga. Don't Look Back [+lee también:
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ficha de la película], de Marina de Van, seleccionado en la Sesión de Medianoche (leer más), es distribuido por Cinéart en once salas. En cuanto a la Quincena de Realizadores, los chicos terribles de Beaux Gosses [+lee también:
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ficha de la película], de Riad Sattouf, deberían sacar provecho de la excelente recepción del publico tras la proyección en Cannes, y que el estreno en Francia hace dos semanas no hizo más que confirmarlo. Alternative apuesta por su potencial con 18 copias.

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Les Films de l’Elysée distribuye en trece salas Lascars [+lee también:
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ficha de la película], de Emmanuel Klotz y Albert Pereira-Lazaro, película de animación cuyo éxito se basa en la estética urbana y un lenguaje florido que ya dio sus frutos en la televisión y en Internet. El reparto es muy atractivo. Junto a Vincent Cassel y Diana Kruger, se encuentra Frédérique Bel, también en el cartel de la cuarta película francesa de la semana, el discreto pero delicioso Fais -moi plaisir [+lee también:
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ficha de la película], de Emmanuel Mouret, también distribuido por Les Films de l’Elysée.

Estas películas se beneficiarán del evento “UGC fête le cinéma”. En efecto, no existe una fiesta del cine en Bélgica. Un acuerdo entre los distintos exhibidores es difícil de llevar a cabo a causa de la posición de monopolio de Kinepolis (casi el 40% de cuota de mercado). Lo que significa que las migas restantes son el objeto de duras disputas. Así, los exhibidores tienen que lanzar operaciones aisladas, ya sea en grupo (como en la red Arte y Ensayo Diagonal) o individualmente, como lo hace UGC el 24, 25 y 26 de junio.

Por último, Cinéart exhibe en tres salas Let’s Make Money [+lee también:
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ficha de la película], del austriaco Erwin Wagenhofer (autor de We Feed The World [+lee también:
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ficha de la película]). El director propone esta vez una zambullida en el centro del sistema financiero mundial, retrato glacial del cinismo liberal de inversores que no se obstaculizan con nociones de ética, o remordimientos.