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Fuera de concurso - Ripley's Game

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- Presentada fuera de concurso, la película El juego de Ripley explora los años de madurez del perverso Tom Ripley, el asesino amable y culto de Patricia Highsmith

Cómo dirigir una película de suspenso. Presente en la sección Fuera de Concurso, El juego de Ripley, la nueva película de Liliana Cavani podía haber sido sencillamente una película de encargo. Todo lo contrario: ha sido natural dirigirla. Apasionada desde siempre por Patricia Highsmith, Liliana Cavani se unió con entusiasmo a la propuesta de la productora norteamericana Ileen Maisel, que había comprado los derechos de la novela –la tercera en la que aparece el personaje de Tom Ripley- en 1998. “Entre mis trabajos, a Maisel le gustaba de manera especial Portero de noche, una película que sigue interesando y apasionando a los espectadores, incluso a aquellos de las nuevas generaciones. “Con frecuencia encuentro personas que me confiesan que cambiaron su modo de pensar después de haberla visto”, cuenta la directora, que vuelve al cine después de casi diez años transcurridos desde su última película, Dove siete? Io sono qui. Entre medias ha habido muchas direcciones de ópera y, sobre todo, la experiencia en la cúpula de la RAI. En Estados Unidos acaba de aparecer un libro que la ensalza, escrito por Gaetana Marrone, una estudiosa de origen italiano de la Universidad de Princeton, y titulado “La mirada y el laberinto”. “Es una definición de mi cine que me gusta –admite Cavani- porque creo que siempre he querido hablar de la decepción interior, algo así como un realismo del yo, como lo han hecho otros cineastas a los que considero parte de una “Nouvelle Vague” italiana: Marco Bellocchio y Bernardo Bertolucci”. Eran los tiempos del Centro Experimental. Liliana, que venía de Carpi, había estudiado letras antiguas en la Universidad de Bolonia con la intención de ser arqueóloga. “Pero me gustaba ir a los cineclubs. Me atraían sobre todo las películas de De Sica Humberto D y Nápoles millonaria, que sigo considerando obras maestras de la historia del cine. De pequeña mi madre me llevaba al cine los domingos por la tarde. Recuerdo La máscara de hierro, la vida de Beethoven. Desde esa época comprendí que el cine podía contar todo, incluso los pensamientos”. La ambigüedad de la mente y el vuelco en la relación víctima-verdugo son temas recurrentes de su cine. Un aspecto que vuelve en los juegos perversos de Ripley, llevado anteriormente a la pantalla por René Clement, Wim Wenders (El amigo americano) y Anthony Minghella (El talento de Mr. Ripley). “Mi Ripley, John Malkovich, es un hombre maduro que se ha reinventado en la piel de un amable y culto propietario de tierras, pero que conserva trazos del espíritu libre y corrosivo de su juventud”.

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