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PELÍCULAS Italia

Sono viva, una reflexión en clave de cine negro sobre la sociedad

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Hay quien opina que en el fondo es cine negro. Quien ve en ella un thriller del precariado. Hay muchas maneras de interpretar Sono viva [+lee también:
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, debut de los hermanos Dino y Filippo Gentili, que, tras la atmósfera de cine de género, deja ver más de una reflexión sobre la sociedad contemporánea.

El protagonista de la película es Rocco (Massimo De Santis), obrero sin mucho trabajo al cual su amigo Gianni (Marcello Mazzarella) ofrece un encargo sencillo y bien remunerado. Durante una noche tiene que vigilar una casa en mitad de la nada, quedarse en el salón mientras en el piso de arriba yace el cuerpo sin vida de una joven, la hija del dueño de la casa. ¿Cómo ha muerto? ¿Un accidente o un asesinato? Una presencia inmóvil y silenciosa que, en palabras de los realizadores, “guarda la verdad y de alguna manera está más viva que todos los personajes que se mueven a su alrededor como fantasmas”, desde el padre (Giorgio Colangeli) hasta el hermano (Guido Caprino), pasando por el joven jardinero rumano con quien había tenido un hijo.

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El punto de partida, por fortuna para sus creadores, viene del clasicismo antes que de la autobiografía. “De la narración del velatorio de “El asno de oro” de Apuleyo, que nos ha inspirado a la hora de narrar la dinámica de la familia, el contraste entre generaciones, en una mezcla entre impresiones personales y arquetipos”, explica Dino. Empezando por el contraste entre padres e hijos, donde, añade Filippo, “los sentimientos se convierten en una lucha de poder y se encuentran problemas para cometer ese parricidio que es fundamental para la madurez”.

Una película muy masculina, donde sin embargo destacan la chica muerta (la no-actriz Valentina Marchionni, elegida “por su dulzura vagamente inquietante”) y la participación especial de Giovanna Mezzogiorno, prima de los realizadores, que ha encontrado en la película “la atmósfera de uno de mis cómics favoritos, Dylan Dog".

Batalladora como es habitual en ella, la actriz, que acaba de volver de Cannes, donde ha formado parte del jurado, subraya la necesidad de apoyar óperas primas (es la segunda en que toma parte este año tras Basilicata coast to coast [+lee también:
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), sobre todo en un país donde “los autores sin protección no lo tienen fácil para trabajar, mientras que otros no dejarán jamás de rodar y estrenar con 400 copias”.

En cual categoría se encuentran los hermanos Gentili está claro en cuando se conoce la odisea productiva vivida por Sono viva, una caso ejemplar sobre lo difícil que resulta hoy día hacer cine en Italia. En primer lugar, el guión recibe el reconocimiento de interés cultural nacional por parte del Ministerio de Cultura, que sin embargo retira posteriormente dicho apoyo y cualquier tipo de ayuda económica. Luego, la denuncia al organismo público y el acuerdo por el cual recibirán 576.000 euros para la producción (cifra que aumenta a 720.000 euros si se incluye la ayuda a la distribución y a las ventas al extranjero). Hasta hoy, día en que, gracias a la tenacidad de sus autores y la productora Laura Cafiero, llega a las salas italianas de la mano de Iris Film, con doce copias.

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(Traducción del italiano)

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