29/09/2010 - Tras varios cortometrajes subversivos y un documental controvertido, Ivan-Goran Vitez ataca a la yugular de la sociedad moderna con un divertido y trepidante thriller

Si hay un género que el cine croata actual aborda con poca frecuencia, ese es el thriller. Tras los subversivos cortometrajes The Death of the Seals y The Final Sacrament y el controvertido documental Little Hands, sobre el festival de cine croata de Pula, el director Ivan-Goran Vitez ataca a la yugular de la sociedad moderna con la divertida y emocionante Forest Creatures [+lee también:
tráiler
entrevista: Ivan Goran Vitez
ficha de la película].

Rinus Jongbloed (Jaksa Boric) es un neerlandés que acaba de hacerse con el mando de una agencia publicitaria con sede en Zagreb. Un fin de semana, decide llevarse a sus empleados a hacer rafting y paintball. Las relaciones con los trabajadores son tensas, sobre todo con Branko (Vili Matula), uno de los fundadores de la agencia, que no termina de aceptar el poder ejecutivo que acumula el nuevo director. Todos los empleados son ambiciosos de una u otra forma: el joven Mladen (Luka Peros) le hace la pelota a Rinus; es evidente que Maja (Natasa Dangubic) ha hecho uso de su atractivo para acostarse con el nuevo gerente; el bosnio Nedim (Ljubisa Savanovic) trata de ganarse su afecto a su manera campechana; tan solo la trabajadora Vesna (Hana Hegedusic) parece empatizar con Branko. No ayuda el hecho de que Jongbloed no sepa hablar más que neerlandés, por lo que se hace indispensable la presencia de Sanjin (Zeljko Königsknecht), el intérprete, que desempeñará un papel crucial en el clímax de la película.

Durante la partida de paintball, un palurdo desconocido (Goran Navojec) intercepta al grupo de Branko y mata con su escopeta a una de las compañeras. Branko consigue arrebatarle el arma y acaba con él, tras lo cual tiene un conflicto con Mladen, que tiene su propia pistola de verdad, y lo mata en defensa propia. El resto del equipo huye hasta reunirse con el equipo rival liderado por Rinus. Sin embargo, hay un peligro mayor que el que representa Branko: el hombre que los atacó tiene una familia y su salvaje esposa (Nina Violic) empieza a asesinarlos uno a uno. Además, una pareja que está haciendo picnic y recogiendo setas por el bosque termina desempeñando un papel importante en la masacre que seguirá. Branko terminará descubriendo que el hombre que lo atacó no estaba allí por casualidad y que el motivo que rodea la actividad del fin de semana es mucho más misterioso de lo que parecía a primera vista.

El argumento es mucho más complicado de lo que esta breve exposición aclara: consiste en varias líneas narrativas paralelas en función de los personajes. Además de los equipos de paintball, está la familia local –aquí caben reminiscencias de Defensa o de una versión más suave de La matanza de Texas–; la moderna pareja que hace picnic, en la que ella es una feminista a ultranza que humilla continuamente a su temerosísimo novio; los dos organizadores de la partida de paintball –de aparente tendencia gay sadomasoquista–, que también participan en la organización de los asesinatos. Vitez cruza las acciones paralelas con habilidad, al tiempo que provee una base sólida para el desarrollo de los personajes, haciendo uso de diferentes sentidos del humor que van de la ironía al diálogo ingenioso pasando por agudos «sabotajes dramatúrgicos» y guiños de comedia grosera.

Vitez trabaja con actores con contadas apariciones en el cine (excepto Matula, Navojec y Violic), lo cual es otro aspecto distintivo de Forest Creatures con respecto a la tendencia actual del cine croata y sirve para obtener un resultado novedoso y original. Junto a su experimentado equipo habitual –Tamara Cesarec en la fotografía, Mato Ilijic en la edición y Mario Ivezic como director artístico–, el director ha conseguido un thriller con toques de comedia muy satisfactorio que debería funcionar tanto en cines como en el resto de plataformas.