The Mill abandona el cine

20/11/2002

The Mill, una de las más importantes empresas inglesas de efectos especiales, ganadora de un Oscar por su trabajo en El gladiador, ha cerrado intempestivamente sus actividades cinematográficas para dedicarse exclusivamente al sector publicitario.
La noticia fue dada a conocer ayer por Robin Shenfield, director de The Mill, cayendo como un rayo en todo el sector. Una verdadera sorpresa de una sociedad prestigiosa de la que son accionistas directores como Tony y Ridley Scott, que trabajaron mucho en la pasada temporada en películas de gran éxito como Die another day (la nueva aventura de James Bond), Harry Potter y la piedra filosofal, Harry Potter y la habitación de los secretos, Lara Croft: Tom Raider, Hannibal y Chocolat.
Robin Shenfield, a pesar de los indiscutibles éxitos creativos y económicos de las películas a cargo de The Mill (dividida en 1997 en una división de entretenimiento y otra de publicidad), explicó que no quiere enfrentarse de nuevo a los riesgos de una industria tan “efímera” como la cinematográfica. “El cine es un sector de alto riesgo –dijo Shenfield- que requiere inversiones cada vez mayores. Depende sobre todo de los productores estadounidenses que vienen con frecuencia a Inglaterra para aprovechar los incentivos fiscales. Es por esto que hemos decidido centrar nuestras energías e inversiones futuras en nuestro sector principal, la publicidad”.
Desde su fundación, en 1990, la reputación de The Mill ha dejado una huella imborrable en el mundo publicitario, creando efectos especiales muchas veces premiados para grandes marcas como Guiness, Levi’s, Mercedes, BMW y Nike.
El cierre de la división dedicada al cine supone un fuerte golpe para la industria cinematográfica inglesa y sobre todo para el sector de la postproducción, pero también pone en evidencia la crisis general que está viviendo en estos momentos la industria cinematográfica del Reino Unido con cerca de un 40 por ciento menos de películas británicas realizadas con respecto al año pasado y con una disminución de las inversiones internas del 57 por ciento en 2001.