Los obreros de Riccardo Milani
por Valeria Chiari
El cine italiano no olvida su pasado social y vuelve a indagar en el trabajo de las fábricas, que en este nuevo milenio es cada vez más incierto. Al estilo de comedias como Pan y chocolate de Brusati o La clase obrera va al paraíso de Petri, Riccardo Milani con Il posto del anima (El lugar del alma) vuelve a las cámaras y, tras Auguri professore, La guerra degli Antò e Il caso Soffiantini, relata la historia tristemente actual de una fábrica de neumáticos que su propietaria multinacional decide cerrar.
El título de un artículo aparecido hace algunos años inspiró al director: “Antes muertos que en el paro” hablaba de un obrero que prefería callar sobre el peligro ambiental en el que debía trabajar para no perder su puesto de trabajo.
Producida por Albachiara y RaiCinema, la película de Milani, actualmente en elaboración, está ambientada en una fábrica junto al mar en la pequeña aldea de Vasto.
El guión, escrito por el propio Milani con la colaboración de Domenico Starnone, narra la historia de tres obreros de la fábrica Cariar, “el neumático del sol y del viento”, víctimas de los mecanismos de una economía inestable y de las despiadadas leyes del mercado.
Tres hombres de tres generaciones distintas, tres modos de enfrentarse a una realidad profesional en caída libre que parece estar en vías de extinción. “Unas pobres almas de Gogol –como las ha definido Michele Placido, protagonista de la película junto con Silvio Orlando y Claudio Santamaria- que deciden no rendirse, y viajan a Bruselas e incluso a Estados Unidos para poder hablar con el director, ese propietario extranjero que ha eliminado su identidad personal y profesional de un plumazo”.
(Traducción del italiano)
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