Tomboy
por Fabien Lemercier
- Este segundo largometraje audaz y luminoso sobre la infancia y la identidad sexual, presentado en la sección Panorama de la Berlinale, supone la confirmación del singular talento de Céline Sciamma.
Esto es lo que se llama empezar una carrera bajo los mejores augurios: tras su ópera prima Naissance des pieuvres [+lee también:
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ficha de la película] (entrevista), muy aplaudida en la sección Un Certain Regard de Cannes en 2007, Céline Sciamma vuelve con Tomboy [+lee también:
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entrevista: Céline Sciamma
ficha de la película], obra de apertura de la sección Panorama del festival de Berlín de 2011. Guionista diplomada por La Fémis, esta francesa de 30 años de edad se ha convertido rápidamente en una de las directoras más prometedoras de una generación femenina en pleno auge (Mia Hansen-Love, Léa Fehner, Rebecca Zlotowski...). Céline Sciamma no solo está muy bien cualificada para su trabajo, sino que reúne con mucha originalidad universos relativamente predefinidos como una adolescencia o una infancia con profundos problemas psicológicos, asociando con precisión sencillez y complejidad, en una inmersión muy realista en la intimidad de las vidas y de los elementos dramatúrgicos que agilizan la narración y logran crear una atmosfera de suspense. Al sobreponer con sutileza una trama muy bien hilvanada y una sensibilidad cercana a los personajes, la directora da muestra de sus capacidades a través de las extrañas desaventuras de la chica que se hace pasar por chico y que protagoniza Tomboy.
Laure (Zoé Heran) tiene 10 años, una edad en el límite entre la infancia y la adolescencia, una edad a la que todavía juega como una niña pequeña presintiendo al mismo tiempo la metamorfosis que la transformará en adolescente, una edad en la que disfruta de una libertad relativa concedida por los padres, aunque todavía guste de acurrucarse en sus brazos protectores. Sin embargo, Laure siente también el peso de una mudanza durante las vacaciones de verano que los llevará a ella y a su familia (su padre, su hermanita de cinco años y su madre embarazada) a un nuevo piso en el centro de una pequeña y tranquila ciudad cerca de un bosque. Laure tiene, además, una característica que va a desempeñar un papel determinante: parece un chico. Este aspecto andrógino va a crear desde el principio de la película un equívoco que será el hilo conductor de toda la intriga: una vecina de su edad, Lisa (Jeanne Disson), cree que Laure es un chico ("¿eres nuevo?") y Laure decide seguirle la corriente: "Me llamo Michael", responde.
Una mentira enorme que convierte al espectador en cómplice de una burla que Laure va a esforzarse en mantener. Una vez aceptada en el pequeño círculo que forman los niños del barrio, “Michael” intentará encarnar el arquetipo masculino jugando al fútbol, escupiendo y peleándose bajo los ojos de una Lisa con la que nace la atracción y los sentimientos. En su casa, Laure vuelve a ser Laure, la hija de unos padres cariñosos pero demasiado ocupados (Sofía Cattani y Mathieu Demy), la hermana mayor de Jeanne (Malonn Lévana), una muchacha divertida y conmovedora. Esta doble vida pende de un hilo: ¿La desenmascararán o revelará su secreto? ¿Hasta dónde llegará con esta mentira? ¿Se trata de un enrevesado juego o de una cuestión más profunda de identidad sexual? Céline Sciamma sale ganando con este enigma al perfilar un retrato muy acertado y muy natural de la infancia bajo varios ángulos (cinco años, diez años, en grupo, en familia, la relación entre hermanas, los primeros sentimientos amorosos, los juegos…).
De una cuidada intriga la directora logra crear un verdadero universo donde ambigüedad y transparencia se sobreponen en una gran economía de efectos estilísticos. La puesta en escena se arrodilla a la altura de los niños, dando paso a la intimidad a una naturaleza casi embriagadora (los árboles, el viento, el bosque, el estanque). Con esta película, construida como un rompecabezas sobre los espejos de la identidad, rodada a velocidad relámpago con un ínfimo presupuesto de 1,02 millones de euros, Céline Sciamma sortea brillantemente el escollo del segundo largometraje y se confirma como una directora a seguir muy de cerca.
(Traducción del francés)
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