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CANNES 2011 SIC / Francia

La guerre est déclarée hecha chispas

por 

Precedida por un campaña mediática muy intensa y proyectada ayer por la noche en apertura fuera de la competición de la 50ª Semana Internacional de la Crítica del festival de Cannes, La guerre est déclarée [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, de Valérie Donzelli hizo mucho más que confirmar los prometedoras rumores que la precedían. Apoderándose de un tema muy personal (una historia verdadera vivida por la directora y actriz y su compañero, el actor Jérémie Elkaim) y universal (la enfermedad gravísima de un bebé), la película evita, de manera brillante, caer en el exceso de dramatismo gracias a un estilo muy singular, muy dinámico y emocionante, en un distanciamiento trepidante que suscitó un entusiasmo excepcional del público de la Semana.

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Una fiesta, música rock, miradas intensas: es el amor a primera vista. Ella se llama Julieta (Valérie Donzelli) y él, Roméo (Jérémie Elkaim). "¿Es una broma?" pregunta ella. "Estamos condenados a un destino terrible" bromea él antes de un beso impulsivo al que sigue una bofetada propinada a Juliette propinada por su acompañante. Los dos amantes huyen, se descubren y se quieren: un idilio filmado de forma acelerada en un Paris romántico, de paseos en bicicleta. Llega un bebé llamado Adam y a pesar de las dificultades clásicas del papel de los jóvenes padres ante un recién nacido, "Romeo y Julieta son dos enamorados felices. La vida los recibe con los brazos abiertos", como indica la voz off, muy literaria, que acompaña la película. Sin embargo, el drama no tardará en estallar.

A los 18 meses, Adam no camina, vomita mucho y tiene la cabeza ligeramente inclinada. Inquietos, los padres consultan a una pediatra, que observa una asimetría facial. Al enterarse de que deben consultar a un neurólogo y fijar con urgencia una cita para el día siguiente en Marsella (donde Julieta tiene un nuevo trabajo), los dos jóvenes se ven atrapados en un remolino. La guerra está declarada. Adam tiene un tumor en el cerebro y hay que operar. Choque emocional, gritos, drama familiar... Al día siguiente los jóvenes reciben las explicaciones del cirujano: el tumor invade los nervios y comprime el tronco cerebral; la operación durará nueve horas; no habrá secuelas. Miedo, dudas, el tiempo permanece suspendido. La operación tiene éxito, pero el tumor es maligno: Adam deberá sufrir quimioterapias hasta la edad de cinco años; luego seguirá con radioterapia. Habrá que resistir, organizar su vida alrededor de un nuevo hospital, sobrevivir psicológicamente, descubrir los protocolos médicos y las habitaciones estériles, relajarse para olvidar, continuar a querer y a quererse a pesar del cansancio o la desesperación (el tumor, por si fuera poco, es agresivo y solo en un 10% de casos el enfermo sobrevivió). Toca vivir y esperar…

Un conjunto de innovaciones formales, momentos musicales, el buen humor a pesar de la gravedad del asunto, la asombrosa energía y el inmaculado trabajo de los intérpretes conceden a La guerra est declarée una sinergia ideal entre la fuerza emocional y la ligereza estilística: una mezcla que evoca el espíritu de François Truffaut en una versión muy moderna. Las ventas de este largometraje de Valérie Donzelli, cuya presentación en la Croisette ha sido todo un acontecimiento, están en manos de Wild Bunch; cabe esperar que Romeo, Julieta y Adam lleguen a los cines de muchos más países.

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(Traducción del francés)

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