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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Club Zeus

por 

- Tras Shanghai Trance y R U There , el director neerlandés David Verbeek ofrece una nueva película rodada en China en mandarín.

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no es sólo la segunda película ambientada en Shanghai del director holandés David Verbeek tras Shanghai Trance, sino además su segunda obra rodada casi totalmente en mandarín.

Verbeek ha vivido y trabajado durante varios años en la floreciente ciudad china y se está convirtiendo, de una manera inusual, en uno de sus más interesantes narradores. Alguien que conoce la ciudad lo suficientemente bien para saber dónde mirar pero que además, siendo extranjero, posee la distancia necesaria para mostrar cómo funcionan exactamente las cosas. Por otro lado, a diferencia de los realizadores chinos, sus trabajos no se dirigen principalmente al mercado local, por lo que no tienen que pasar la censura china, a excepción de la versión dirigida a la distribución en este país, como fue el caso de Shanghai Trance.

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Esta combinación de conocimientos y libertad permiten a Verbeek explorar algunos de los lados más oscuros de la vida de Shanghai, así como algunos de los temas recurrentes de su obra, que incluye películas como R U There [+lee también:
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(presentada en 2010 en Un Certain Regard), que se rodó en Taiwan. Uno de ellos es la dificultad a la hora de establecer un contacto real en la era digital y experimentar relaciones reales, significativas y honestas.

Club Zeus es un host club [n.d.t.: club donde jóvenes hombres proporcionan compañía a mujeres] de Shanghai. La idea de estos clubes, importada de Japón, no se basa en el sexo, sino simplemente en la compañía y amistad, una especie de amor platónico. En una megalópolis como Shanghai, que se está desarrollando a un ritmo brutal, no faltan las poderosas ejecutivas para las cuales estos clubes suponen una tentadora y sencilla alternativa a la vida social. Pero, irónicamente, la mayor parte de las clientas llegan de dentro del sector. Las trabajadoras de los análogos femeninos de estos clubes intentan socializar de la misma manera que hacen sus clientes. Casi un sistema cerrado.

El punto de entrada a este mundo es el atractivo Leonardo (Ray Zhao), que trabaja duro para que sus clientas estén contentas y, de esta manera, lograr establecer un vínculo permanente con ellas. Hace todo lo que puede para ser lo más encantador posible, aunque sin caer en la falsedad. Es realmente un trabajo. Su objetivo es ser el favorito de las clientas más ricas y que estas vuelvan al club, sobre todo para estar con en su compañía. No hay dudas de que Leonardo es muy bueno en su trabajo.

Pero, un día, vuelve Sly (Zheng Qi), que era el chico más solicitado del club hasta que hace un año se marchase sin dar explicaciones. Leonardo era su protegido. Compartían una espartana habitación e incluso se llamaban hermanos. Leonardo debía todo a Sly. Sin decir nada sobre los últimos doce meses, Sly dice a Leonardo que quiere que abandone su trabajo. Pero lógicamente el propietario de Club Zeus no dejará que su mejor elemento se vaya tan fácilmente, así que Sly decide comprar la libertad de Leonardo. El problema es que para ello necesita dinero y sólo hay una cosa que saber hacer.

Rodada con un presupuesto ínfimo y durante poquísimo tiempo, Verbeek consigue en cualquier caso unas excepcionales y complejas interpretaciones de sus dos protagonistas y dota a la película de un aspecto visual repleto de superficies brillantes, bonitas pero frías, subrayando uno de los principales temas de la película.

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(Traducción del inglés)

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