02/09/2012 - Bob Wilson's Life and Death of Marina Abramovich da cuenta de la colaboración entre cuatro grandes artistas: Bob Wilson, Marina Abramovic, Willem Dafoe y Antony Hegarty

Arrancar una autobiografía por el funeral es una idea extraña, sobre todo si la protagonista aún no ha muerto. “Es la única manera de poder asistir; sólo tú puedes hacerlo”, dijo Marina Abramovic a Bob Wilson cuando le encargó la tarea de poner en escena su vida. Una de las artistas contemporáneas más originales descrita por uno de los autores más visionarios del teatro de vanguardia. Si a estas dos personalidades añadimos el talento del actor Willem Dafoe y del músico Antony Hegarty, el resultado es un espectáculo que hay que grabar como sea.

Esto ha hecho Giada Colagrande en su documental Bob Wilson's Life and Death of Marina Abramovic, presentado como evento especial en las Jornadas de los Autores (Venice Days) de Venecia. La directora italiana ha seguido la concepción de la obra teatral basada en la vida de la artista serbia y el encuentro de estos cuatro grandes talentos. Las entrevistas a los artistas mientras trabajan se alternan con imágenes de los ensayos, que no parecen tales. “Bob está obsesionado con la iluminación. No imagina las escenas, tiene que verlas. Cada día nos maquillábamos y nos vestíamos como si fuese el ensayo general”, recuerda Abramovic.

El espectador se ve transportado al universo expresionista de este espectáculo en que la iluminación, la música, los diálogos y los movimientos se funden de manera poética en torno a la figura imponente e increíblemente magnética de Marina Abramovic, capaz, aún inmóvil y en silencio, de llenar la escena y atraer las miradas. Todo empieza con su funeral (“Tras cumplir los 60 años, es imposible no pensar en ello”, dice) para pasar luego a su infeliz infancia con una madre despótica. Se recorren los eventos más importantes de su vida, mientras Dafoe narra, Hegarty canta y el drama se acerca a lo grotesco.

“Dos de las cuatro personas implicadas en el espectáculo me eran muy cercanas. Marina, que conozco desde que tenía 19 años, y Willem, mi marido”, ha explicado Colagrande. El motivo de su participación en el proyecto fueron “cuatro artistas extraordinarios pero difíciles de representar y de capturar en su totalidad, porque todos pasaban por un momento delicado. Marina lloraba con frecuencia porque se sentía especialmente emotiva. Willem tenía que memorizar 90 páginas de texto. Antony es emocionalmente muy intenso. A Bob no le gustan las entrevistas”. Una colaboración única que podía transformarse en una guerra entre titanes. En parte ha sido así. El resto es pura magia.

(Traducción del italiano)