email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

ESTOCOLMO 2012

Roland Hassel y Olof Palme, un cuarto de siglo después…

por 

- El debutante Måns Månsson recupera al célebre detective Roland Hassel en una comedia negra que investiga, 25 años después, el magnicidio del Primer Ministro sueco Olof Palme

A pesar del extraordinario auge que ha experimentado la novela negra sueca durante el último lustro, con el asombroso éxito internacional de autores como Henning Mankell, Stieg Larsson, Leif GW Persson o Åsa Larsson, el género policiaco está muy arraigado en la ficción de este país escandinavo desde hace ya medio siglo. Así, mientras la literatura cultiva la semilla plantada por los novelistas Maj Sjöwall y Per Wahlöö, en el terreno de la ficción televisiva y cinematográfica el gran referente de las tres últimas décadas ha sido la inagotable saga protagonizada por el detective Roland Hassel, de quien acaba de presentarse la duodécima entrega en la sección oficial del Festival de Cine de Estocolmo.

En esta nueva versión, dirigida por el debutante Måns Månsson, el célebre personaje creado por Olov Svedelid en 1972 es en la actualidad un detective retirado y solitario, obsesionado con un crimen ocurrido veinticinco años atrás. El viejo y cansado Hassel se enfrenta a la ociosidad de su jubilación enfrascado en una insólita investigación personal sobre la muerte del Primer Ministro Olof Palme, un asesinato todavía irresuelto desde que se cometiera el 28 de febrero de 1986. Una indagación en la que, sin embargo, se topa una y otra vez con el desinterés o el rechazo de las autoridades, y en la que encuentra como única ayuda a una camarilla de defensores de las teorías conspirativas.

Roland Hassel propone una atípica mezcla entre comedia negra y género policial, con decisiones estéticas que evocan el cine documental e incluso el movimiento Dogma, alejándose así radicalmente del estilo de thriller policiaco convencional que caracterizaba las anteriores entregas de la saga. De este modo, el joven director sueco proyecta un sorprendente tono caricaturesco sobre la infructuosa investigación del magnicidio más célebre del siglo XX en Suecia, y lo hace a través de acertadas dosis de un humor muy ácido, que sobrepasa en ocasiones la parodia para rayar en el sarcasmo y en lo grotesco.

Especialmente notable es la secuencia final del film, en la que el propio Hassel acompaña a su estrambótico grupo de colaboradores en una minuciosa y extravagante reconstrucción del asesinato de Palme, con la que pretenden conmemorar el veinticinco aniversario de este trágico suceso.

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy