Queen of Montreuil
por Vittoria Scarpa
- Risas y lágrimas se alternan en la nueva película de la directora islandesa: una historia delicada y surrealista sobre la superación de una muerte y la posibilidad de renacer junto a los demás.
Se dice que cuando una mujer supera la muerte de su marido, se convierte en una reina. Agathe, protagonista de Queen of Montreuil [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Solveig Anspach
ficha de la película], intenta superar la pérdida de su marido, del cual solo conserva las cenizas. Querría poder llorar tranquila. Sin embargo, el vaivén de personas que se forma a su alrededor no le dejará un momento en paz.
Presentada en las Jornadas de los Autores (Venice Days) de Venecia, la nueva película de la directora islandesa Solveig Anspach es una historia delicada sobre el dolor, la pérdida, la capacidad de renacer, la solidaridad y las familias fundadas no en la sangre sino en el destino. Es una comedia que alterna risas y lágrimas y en ocasiones sorprende. Los momentos más trágicos dejan paso a situaciones grotescas que logran poner todo en perspectiva, incluso el sufrimiento.
Recién llegada a Montreuil con las cenizas del marido, Agathe (encarnada por Florence Loiret Caille) se encuentra en la puerta de su casa a una madre y un hijo islandeses que le piden quedarse unos días en su casa. Una pareja como poco original: dos perfectos frikis (a la mujer la encarna Didda Jonsdottir, en su tercera película con la directora, mientras que el joven es el hijo real de la actriz) procedentes de Jamaica y bloqueados en su camino hacia su país porque la compañía aérea con la que tenían que viajar se ha declarado en bancarrota. "Quería que el punto de vista fuese el de dos personas externas, que con sus historias y leyendas lograsen ayudar a la protagonista", ha comentado la directora. El encuentro entre estos dos mundos y culturas, Francia e Islandia, es la raíz de algunas escenas deliciosamente surrealistas. Un surrealismo que alcanza su ápice cuando a esta bizarra situación se une nada menos que una foca.
"Dirigir una foca no ha sido fácil", aclara Anspach; "había mucha tensión en el plató. En los dibujos animados, la foca es un animal dulce y amable. En la realidad, da miedo: pesa 100 kilos y cuando estira el cuello es tan alta como nosotros. Agradezco a Florence su valentía". La actriz, por su parte, agradece a la directora que haya entrado en su mundo: "un universo del revés, donde el amor provoca tristeza y la muerte, risas". Y es que en Queen of Montreuil se ríe mucho, porque las pruebas a las que nos somete la vida son muchas, así que mejor afrontarlas con sentido del humor.
(Traducción del italiano)