20/03/2013 - Este drama de época necesitaba más que la presencia de Gerard Depardieu y Harvey Keitel para alcanzar el éxito en la taquilla rumana

Se trata de la película rumana más cara desde la Revolución de 1989, con un presupuesto de 3.2 millones de euros, y su estreno ha sido el más ambicioso de los últimos años, en 40 cines de unas veinte ciudades. Sin embargo, A Farewell to Fools [+lee también:
tráiler
ficha de la película], protagonizada por Gerard Depardieu, Harvey Keitel, Laura Morante y varios actores rumanos muy populares, ha sido vista por tan sólo 3.246 espectadores durante su primer fin de semana, lo cual presagia que su estreno en EE. UU. no será un gran éxito.

A Farewell to Fools es además el primer remake de la historia del cine rumano, basada en el relato The Death of Ipu, de Titus Popovici, que ya fue llevado el cine en 1971 por el popular director Sergiu Nicolaescu bajo el título de Entonces los condené a todos a muerte. Esta nueva versión ha sido dirigida por Bogdan Dreyer, que dejó Rumanía en los años 90 después de realizar el primer largometraje rumano producido tras la caída del régimen comunista. El proyecto, conocido anteriormente como Ipu: Convicted to Live, está protagonizado por el célebre actor francés (recientemente nacionalizado ruso) Gerard Depardieu en el papel de Ipu, el tonto de un pequeño pueblo de Transilvania, a finales de la 2ª Guerra Mundial. Sin embargo, su fama, unida a la de Harvey Keitel y Laura Morante, no ha bastado para convencer al público rumano.

El mejor amigo de Ipu es un chico llamado Alex (Bogdan Iancu). Pasan su tiempo pescando y jugando a la guerra. En realidad, Ipu es francés y su nombre real es Theodore. Fue encontrado por el sacerdote Ioan (Keitel) medio muerto y sin recuerdos de su vida anterior, abandonado por el ejército francés tras la 1ª Guerra Mundial. Ahora ha llegado el momento de que Theodore salve la vida del sacerdote. Un soldado alemán es asesinado y el comandante nazi amenaza con matar a las diez personas más significativas del pueblo si no aparece el culpable. Entonces piden a Ipu que se sacrifique por el resto.

Por desgracia, el guión escrito por Dreyer con Anusavan Salamanian opta por ignorar el dramático contraste entre el grupo de gente adinerada y el simple Ipu, que no puede defenderse de sus presiones y convierte a la película en una farsa caótica repleta de gestos extravagantes, gritos y diálogos superficiales pronunciados en inglés con tantos (y tan marcados) acentos como personajes y actores.

A Farewell to Foolsse salva en parte por Depardieu, muy cómodo en un papel similar a los de Mammuth y la saga de Astérix y Obélix, y Bogdan Iancu, de trece años, que interpreta al inocente Alex, el cual no está tan preparado para renunciar a Ipu como el sacerdote, su esposa, el alcalde (Nicodim Ungureanu), el médico (Hubert Damen), el notario (Gheorghe Visu) y el jefe de policía (Alexandru Bindea). Alex e Ipu muestran una lograda química, con sus salvajes payasadas en un antiguo castillo cercano al pueblo, que recuerda las palabras de San Mateo “bienaventurados los pobres de espíritu”. La película podría haber sido un interesante análisis de cómo la inocencia es amenazada por el poder, pero Dreyer se acerca más bien a hacer una meditación sobre el destino del foráneo.

Rodada durante dos semanas en el poblado medieval de Sighisoara y posteriormente en un estudio de Bucarest, A Farewell to Fools carece del empaque visual de época que podría esperarse de una producción de este calibre, con un equipo internacional de arte y vestuario. Tampoco ha ayudado al estreno el conflicto entre el director y el productor Giuliano Doman, que fue acusado por el primero de cambiar el final de la película, hasta el punto de que el realizador intentó detener el lanzamiento, para lo cual contó con el apoyo de Depardieu y Keitel, que no acudieron al estreno oficial.

(Traducción del inglés)