12/04/2013 - La película de griego Nikos Kornilios, presentada a competición en la 14ª edición del Festival de Cine Europeo de Lecce, narra el encuentro entre una chica y su padre, al cual no había conocido

Imagina que tienes veinte años, no has conocido a tu padre y un día decides ir a buscarlo. ¿Qué pasa si la persona que te encuentras delante no es exactamente lo que esperabas? O lo que es más, es exactamente lo contrario. Éste es el punto de partida de 11 Meetings with My Father, sexto largometraje del director ateniense Nikos Kornilios, presentado en competición en el Festival de Cine Europeo de Lecce, que se ha celebrado del 8 al 13 de abril. Se trata de una obra delicada que explora los vínculos de sangre a través de la historia de un padre y una hija, Eva y Thomas (Eva Galogavrou y Lambros Apostolou; foto), que se ven por primera vez y no saben si quererse u odiarse, volver a verse o a desaparecer para siempre de la vida del otro.

Eva es una joven hermosa que estudia canto lírico y se mueve en bicicleta. Un día decide buscar a su padre, al que no conoce y que a su vez no sabe que es su hija. Encuentra a Thomas en un depósito de camiones, donde trabaja como guardia y vive en una caótica casa prefabricada. La madre de Eva, una hermosa señora nórdica, rubia y refinada, conoció a Thomas veinte años antes, cuando era joven y atractivo, y decidió tener un hijo sin que él lo supiera. Pero han pasado los años y se ha puesto gordo, se ha descuidado y es infeliz. Entre el padre y su hija se produce un encuentro entre dos mundos distintos que dará vida a una relación extraña e ilógica pero necesaria e instintiva. 

A través de once encuentros, los dos protagonistas se estudian, desconfían el uno del otro (incluida un prueba de ADN) y luego se buscan, discuten, hablan y vuelven a encontrarse. El guión, obra del director junto a Evgenia Papageorgiou, traza con precisión el perfil de dos personajes que no tienen nada en común pero que silenciosamente deciden caminar uno junto al otro durante un tiempo. Eva es retratada como una chica decidida e independiente, pero en algunos detalles se notan las marcas de la ausencia de un padre (como la relación con su dulce novio, al cual no consigue amar). Thomas está deprimido, carece de aspiraciones y sufre otra ausencia: tiene una hija pequeña, que no puede ver por culpa de su madre. No sabemos por qué, pero tampoco importa.

El final es muy abierto. No sabemos si volverán a verse o se perderán para siempre. Eva se dirige hacia una nueva vida, con su talento y sus hermoso y largos cabellos. Quién sabe si será feliz. Por lo menos ahora sabe de dónde viene.

(Traducción del italiano)