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“Creo que el programa Europa Creativa va a ser agua en el desierto”

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- Entrevista con Ignasi Guardans

“Creo que el programa Europa Creativa va a ser agua en el desierto”

Este año, Cineuropa se asocia al Fórum de Aviñón para crear una mesa redonda sobre el tema “La creación, ¿motor de Europa?”. Por medio de debates inéditos, el Fórum de Aviñón tiene como objetivo fortalecer los vínculos entre la economía y la cultura, proponiendo temas de reflexión a nivel internacional, europeo y local.

Ignasi Guardans es un político español y ex parlamentario europeo que actualmente dirige la organización CUMEDIAE, entidad sin ánimo de lucro, especializada en asesoramiento, servicios internacionales y gestión de proyectos en el ámbito de la cultura y las industrias creativas. Cineuropa le entrevistó por el interés que supone conocer la opinión de un profesional dedicado a la industria cultural.

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Como ex parlamentario europeo, ¿qué opina acerca de la situación actual del programa Europa Creativa?

En primer lugar, hay que entender el contexto; si estuviéramos en una situación presupuestaria diferente, estaríamos todos en pie de guerra, porque hay una falta de definición, una incertidumbre al no saber qué va a pasar exactamente y en qué términos. En principio se había hablado de un aumento presupuestario considerable, que no se aplicará finalmente. No se conocen con exactitud las cifras definitivas, pero en cualquier caso estamos lejos de aplicar el presupuesto anunciado inicialmente. Por otra parte, se está tratando de ampliar el objetivo del programa, lo que hará necesario esperar para valorar su impacto real. Por tanto, es complicado sacar aún conclusiones. Pero como ya he dicho, lo importante es el contexto. En la situación actual, en la que muchos Estados miembros, particularmente aunque no solo en el sur de Europa, están cerrando otros instrumentos de apoyo a la cultura y a las industrias culturales, ciertamente hay un clima de resignación. En cierto modo existe la idea de que toda subvención pública supone una oportunidad, y que no tenemos derecho a quejarnos si tenemos en cuenta el contexto de crisis.

¿Cree que este programa realmente aporta algo a las industrias creativas?    

No me cabe ninguna duda de que el programa Europa Creativa va a contribuir todo lo posible, o puede contribuir todo lo posible, a las diversas disciplinas de las industrias creativas, de muchas formas. Se habla de lo que es la cultura en un sentido clásico, de lo que son las industrias creativas no audiovisuales, en un sentido un poco más moderno, como motores de crecimiento, y por supuesto, también se habla de todo lo que supone la industria audiovisual. Por tanto, está claro que va a haber un gran valor añadido. Una cosa es decir que podríamos hacer más, otra cosa ya es criticar lo que hay, o lo que va a haber. Soy muy positivo con lo que se está haciendo.

Como director ejecutivo de CUMEDIAE, ¿qué opinión le merece este programa?

Esta organización, que además fundé, tiene como objetivo apoyar y asesorar a las industrias creativas europeas. Por tanto, estoy en contacto con sus necesidades, y creo que el programa Europa Creativa será agua en el desierto, sobre todo en ciertos países, ya que permitirá hacer cosas que sin él serían imposibles. Sin embargo, hay que reconocer un cierto desconocimiento de lo que son las industrias creativas; en este sentido, se debe comenzar una labor educativa sobre lo que es la cultura y la economía, y los lazos entre ambas. Es evidente que algunos sectores temen que el programa Europa Creativa se centre a partir de ahora más en el aspecto económico, y no quieren que el programa trate únicamente el plano cultural económico. En este sentido, es importante transmitir el mensaje de que siempre se asignará un presupuesto para programas culturales con valor económico limitado, débil o inexistente. En cualquier caso, es necesario revisar y adaptar a los tiempos la filosofía del subsidio. Fui director general de un organismo perteneciente al Ministerio de Cultura español, por lo que conozco el tema. Es necesario que todas las partes se adapten a la nueva situación, no solamente los poderes públicos, sino también los creadores y productores culturales. Es importante que entiendan que ha llegado el momento de buscar nuevas formas de financiación para desarrollar proyectos en colaboración y en coproducción internacional, que no se ha hecho hasta ahora, y que es el objetivo principal de mi trabajo en Bruselas. Para beneficiarse del capital europeo, tendrán que cambiar su modelo de negocio; en el pasado, aquellos que consiguieron evolucionar según la perspectiva europea tienen ya experiencia con esta famosa cooperación internacional. Para otros, no obstante, esta será la primera vez que solicitarán capital europeo. Es a este sector a quien hay que advertir que, si quieren trabajar con capital europeo, deberán hacerlo de la forma europea; no hay capital europeo para proyectos estrictamente locales o nacionales. Por tanto, los proyectos europeos necesitan socios europeos y una mentalidad más allá de las fronteras.

Todavía falta avanzar mucho en la internacionalización de los proyectos culturales, para enseñar a los gestores culturales a internacionalizarse y a trabajar con otros socios, en otros idiomas y con presupuestos que afectan a varias partes. Europa Creativa va a ser el motor de toda esta nueva cultura.

¿Cree usted que un enfoque intersectorial puede favorecer una verdadera cooperación europea?

No podría estar más de acuerdo. Mi experiencia en España con esta forma de financiación en la industria cultural es así, si bien es cierto que resulta muy complicada. Para empezar, soy consciente de que el fondo europeo de inversiones está planteándose el lado práctico de esta modalidad. Se podrán sacar conclusiones definitivas cuando se fijen los presupuestos finales. Evidentemente, si los fondos disponibles para el conjunto del programa no son mayores de los que hay actualmente, la idea de reservar una parte a créditos del fondo de garantía puede suponer un problema. Teniendo en cuenta este punto, estoy totalmente de acuerdo con los principios de este programa. También creo que en buena parte de las actividades culturales, no en todas, y es clave remarcar esto, es necesario disponer de una forma de desarrollo de proyectos que después puedan sobrevivir por sí mismos. Hay multitud de festivales de música, algunas producciones musicales (aunque, de nuevo, no todas), que pueden recuperar su inversión inicial con un apoyo al principio. Pero para esto, hace falta capital para que el proyecto pueda iniciarse. Desde este punto de vista, en principio estoy a favor de que la Comisión se comprometa a apoyar la financiación de las industrias culturales, aunque insisto: no se podrán sacar conclusiones definitivas hasta que se tengan las cifras sobre la mesa y se vea cómo se va a dividir la tarta. 

¿Cree que se podría añadir algo más al programa?

Me parece que el programa depende en gran medida de la forma en que se ponga en práctica. Hay que desarrollar todo un sistema para conseguir que el programa beneficie directamente a la realidad cultural europea. Según experiencias pasadas, se ha gastado buena cantidad de fondos especialmente a nivel cultural y no tanto a nivel mediático, en proyectos que no generaron resultados mesurables. Por tanto, se gastaron fondos en proyectos culturales de valor discutible, aunque la situación actual es totalmente diferente; muchas actividades culturales solo podrán ponerse en marcha con apoyo. Con respecto al programa en sí, no creo que falte nada sobre el papel, una vez se conozca la cuantía de los fondos asignados. Lo que es muy importante son los criterios que se aplicarán para seleccionar proyectos: es en este punto donde se verá si realmente el programa sirve para estimular las industrias culturales, o si por el contrario se continuará financiando proyectos que hacen mucho ruido pero no dejan ninguna huella. 

Translator: Cristina Jiménez

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