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PELÍCULAS / CRÍTICAS

El desconocido del lago: Desnudo y peligroso

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- Un thriller amoroso sin complejos, eficaz y hasta divertido que transcurre exclusivamente en un marco paradisíaco propicio al desenfreno sentimental que acaba siendo la escena de un crimen.

El director francés Alain Guiraudie acudió con un nutrido destacamento para presentar El desconocido del lago (L’Inconnu du Lac) en la sección Un Certain Regard del 66º Festival de Cannes. Él mismo introduce la película con un simpático cameo vestido de Adán en la primera escena, confiriendo inmediatamente a la cinta un tono desacomplejado.

Franck (Pierre Deladonchamps) es un joven y esbelto homosexual que frecuenta un enclave para ligar en un lago del sur de Francia. Cada vez que tiene un día de vacaciones, Franck vuelve al lago a bañarse y conocer gente. Franck mantiene, entre otras, una relación platónica con Henri (Patrick D’Assumçao), un tipo amistoso y taciturno que suele quedarse al margen del resto; encuentros carnales con compañeros de los que en ocasiones desconoce hasta el nombre, y, por último, Michel (Christophe Paou), un Apolo seductor y misterioso por quien Franck sufre un flechazo.

Esta atracción despreocupada constituirá la principal fuente de tensión de la película, que funciona como si fuera una obra a puerta cerrada en el exterior. Al igual que los coches del parking, el reducido grupo de hombres se mezcla día tras día. Guiraudie filma sus relaciones sexuales de manera bastante erótica o, más bien, pornográfica, cediendo a la necesidad de mostrar de cerca una felación o una eyaculación. La evaluación de esta necesidad es cosa suya —parece que la habría reducido al mínimo indispensable durante el montaje—; no obstante, sí contribuye a instalar un ambiente sulfuroso, muy incómodo para el público que no esté acostumbrado. Ese malestar frontal demuestra ser especialmente propicio para el thriller en que nos embarca como quien no quiere la cosa. Asimismo es una forma muy eficaz de conseguir su objetivo con agudos diálogos humorísticos y secuencias de burla de la propia homosexualidad que relajan por un momento las mejillas del espectador.

Como ya sucedió en su anterior película, Le Roi de l’Evasion (presentada en la Quincena de los Realizadores de 2009), El desconocido del lago se sirve con una preciosa fotografía que magnifica, ante todo, un lugar. La playa de piedras, el lago y el bosque contiguo componen un cuadro paradisíaco idóneo para los encuentros amorosos que, rápidamente, se convertirá en la escena de un crimen: un hombre ha muerto ahogado. A partir del asesinato, Franck —un habitual de las relaciones sin protección con desconocidos— se verá enfrentado directamente al peligro letal pero seguirá sintiéndose atraído por el asesino cándido: él confía en Michel cuando tiene todos los motivos para escapar y esperará largo y tendido hasta hacerlo en una escena final digna de un slasher hollywoodiense. Y aún así, Alain Guiraudie nos deja elucubrando que, seguramente, todo sea para volver a encontrarse en mejores condiciones. Eso es el amor. Aunque la película —un thriller eficaz, estético y divertido— habría funcionado igualmente bien, probablemente, con personajes prestadas al intercambio de parejas y heterosexuales, la apuesta por lo explícito limita el público de El desconocido del lago a un público de nicho o festivalero. Gestiona sus ventas internacionales Les Films du Losange.

(Traducción del francés)

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