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VENECIA 2013 Competición

Stray Dogs: apología de la lentitud

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- Tsai Ming-Liang da por concluida su trayectoria en el largometraje cinematográfico con una película que saca el máximo partido a las posibilidades del formato digital. La cinta compite por el León de oro

Stray Dogs: apología de la lentitud

“No puedo hacer películas para el sistema. El cine para el consumo del público limita mi creatividad. Me desorienta esta velocidad impuesta. La lentitud es, para mí, una técnica, un instrumento para encontrar dentro de esta desorientación un camino”. Como cabía esperar, el director taiwanés de origen malayo Tsai Ming-Liang dividió a prensa y público en el 70º festival de cine de Venecia con el que espera que sea su último largometraje: Stray Dogs [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentado en la competición por el León de Oro, galardón que ya obtuvo en 1994 con Viva el amor.

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La primera toma de la película ya marca el ritmo y el tono: en una habitación de paredes oscuras desgastadas por las goteras, una mujer, sentada junto a una cama en la que duermen apaciblemente un niño y una niña, se peina con toda la parsimonia del mundo. Tras una breve pausa, la mujer vuelve a peinarse. La escena es un plano fijo de cinco minutos sin diálogos y con ronquidos como sonido ambiente constante.

La trama (término demasiado sustancioso tratándose de Tsai Ming-Liang) presenta a dos niños y un padre que malviven con lo que este gana sujetando carteles publicitarios de inmobiliarias bajo el viento y la lluvia y aquellos obtienen en las muestras gratuitas de comida en centros comerciales. Una empleada de uno de estos centros se encariña de la cría y termina salvando a los hijos de un viaje suicida que el padre quería hacer con ellos.

Esta empleada es una actriz distinta de la de la primera escena y de la que protagonizará el intento de formar una familia pasada la mitad del metraje. El propio director sugiere la posibilidad de que las tres mujeres interpreten el mismo personaje. Una de ellas, Lu Yi-ching, afirmó en la rueda de prensa: “Tuve la impresión de trabajar con un pintor. Nosotros, los actores, somos sus colores”. En efecto, el reparto, más que interpretar una película sin apenas historia ni narración, representa una performance en la pantalla. Lee Kang-sheng, actor fetiche del cineasta, ejerce una labor conmovedora frente a una cámara que, gracias a la digitalización, permanece filmando  todo el tiempo del mundo sin ataduras. En este sentido, el actor declaró que “trabajar con Tsai Ming-Liang es una especie de tortura; se sufre mucho y, en el proceso, vivo realmente como el personaje y padezco el peso de la vida”.

La miserable vida de estos “perros callejeros” (como indica el título en inglés) se rige, sin embargo, por una libertad inconcebible en el Taipei metropolitano: los personajes comen y orinan sobre la hierba o entre ruinas y su tiempo está desprovisto de pautas. En una escena final infinita y memorable, Tsai Ming-Liang recuerda que es en las paredes decrépitas que albergan los pasos de los marginados y desatendidos donde reside su misterioso y único horizonte.

Stray Dogs es una coproducción entre la taiwanesa Homegreen Films y la francesa JBA. UDI es su agente de ventas.

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