El presidente del Centro del Cine Griego presenta su dimisión
por Joseph Proimakis
- Yorgos Papalios apela a razones personales para dejar tras siete años el cargo de presidente del principal organismo estatal de financiación cinematográfica
La noticia cayó como un jarro de agua fría el pasado viernes por la tarde: el Centro del Cine Griego, principal organismo estatal de financiación cinematográfica, anunció que Yorgos Papalios (foto), presidente del organismo desde hace siete años, abandonaba su cargo por razones personales.
La industria helénica se convirtió en un hervidero, en gran parte a causa del momento elegido. El ex armador naval y productor decidió poner fin a su presidencia menos de una semana después de que Miss Violence [+lee también:
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entrevista: Alexandros Avranas
ficha de la película], de Alexandros Avranas, ganase el León de Plata y la Copa Volpi al mejor actor en Venecia.
Este organismo depende del Ministerio de Cultura y Deportes y, aunque Panos Panagiotopoulos, titular de dicha cartera desde hace dos meses, se unió rápidamente al entusiasmo del sector por la victoria de Avranas, aún no se ha emitido ningún comunicado sobre el abandono de Papalios.
A pesar de que la falta de fondos ha limitado la acción del Centro incluso antes de que llegase Papalios, el inicio de su mandato se relaciona con lo que luego pasó a llamarse la Ola Rara Griega: películas como Canino [+lee también:
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entrevista: Yorgos Lanthimos
ficha de la película], de Yorgos Lanthimos; Wasted Youth, de Argyris Papadimitropoulos, o Attenberg [+lee también:
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entrevista: Athina Rachel Tsangari
ficha de la película], de Athina Rachel Tsangari, fueron realizadas en esta época.
Papalios, un empresario marítimo con espíritu de mercado, no era un extraño al arte cinematográfico. El viaje de los comediantes, de Theodoros Angelopoulos, una de las películas más celebradas del maestro griego, es sólo uno de los muchos trabajos de Papalios como productor independiente.
Su salida del Centro deja tanto a la institución como a su director en funciones, Grigoris Karantinakis, en aguas turbulentas.
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