15/10/2013 - Las declaraciones del ministro de Hacienda Cristóbal Montoro sobre la baja calidad del cine español desatan una encendida polémica

Tras meses de guerra subterránea, críticas más o menos veladas a través de medios de comunicación afines y cargas de profundidad contra la base de la industria cinematográfica española, uno de los hombres fuertes del Gobierno de España, el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro (foto), abrió el pasado martes la caja de los truenos cuando en una entrevista radiofónica afirmó que los problemas del cine español se debían a su calidad.

Estas declaraciones cayeron como una bomba en un sector que en los últimos meses ha visto cómo el Gobierno ha aumentado el IVA de las entradas al cine del 8 al 21%, las ayudas del ICAA han pasado de 76 millones en 2011 a 33,7 en 2014, las anunciadas medidas contra la piratería no han surtido efecto, el tan traído y llevado sistema de incentivos fiscales para atraer capitales privados no despega y las negociaciones para la elaboración de un nuevo sistema de financiación están en punto muerto. No es de extrañar que cineastas y productores se rebelaron ante la idea de que el alarmante estado del sector en su conjunto se deba a la presunta baja calidad de su producto.

La polémica prendió primero en las redes sociales y luego la Academia de Cine fue la encargada de responder al ministro con un duro comunicado. En él, sentenció duramente que el titular de Hacienda “tiene fecha de caducidad, como los yogures. La creatividad no”.

Para intentar mitigar la polvareda creada, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas emitió un comunicado de respuesta en el que decía que Montoro “apoya a la industria del cine, como uno de los sectores de la economía española que genera riqueza tanto económica como cultural”. Se cierra así el enésimo, y por desgracia no parece que el último, capítulo de la difícil relación entre el cine y el actual Gobierno.