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LONDRES 2013

Ida: Pawlikowski rueda por primera vez en su Polonia nativa

por 

- La película aborda los temas de la identidad, la religión y el peso de los pasados oscuros

Ida: Pawlikowski rueda por primera vez en su Polonia nativa
Agata Kulesza y Agata Trzebuchowska en Ida

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ficha de la película
]
es el primer filme del polaco afincado en Reino Unido Pawel Pawlikowski hecho en su Polonia. De este modo, se antoja adecuado que su trabajo sea presentado en su hogar adoptivo, en el Festival de Cine de Londres, después de haberse llevado los honores en el de Gdynia. Seleccionada para la competición oficial, Ida es una calmada y discreta película a la vieja usanza, sobre la identidad, la religión y el peso de los pasados oscuros. Rodada en un bello blanco y negro y en una proporción de 4:3, raramente utilizada en el cine actual, la película se sitúa en la Polonia de principios de 1960, retratando y sintiendo de una manera especial este periodo, en el que la sombra de la guerra lo inundaba todo.

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El argumento se mueve alrededor de Ida (la debutante Agata Trzebuchowska), una joven que creció en un monasterio y se dispone a tomar los votos para convertirse en monja. Ida es una chica muy tranquila y tímida, con una fuerte concepción del bien y del mal. En muchos sentidos, es el paradigma de la inocencia (perfectamente capturada por Trzebuchowska). Antes de consagrar su vida a Dios, a Ida la animan para contactar a su única pariente viva, su tía Wanda (Agata Kulesza). La personalidad de Wanda es exactamente la contraria a Ida: ella es abierta, emocional y no tiene miedo a expresar sus opiniones. Su profesión, la de jueza, contrasta también con la vocación religiosa de Ida. Juntas, las dos deciden investigar la desaparición de los padres de Ida, que fueron judíos fugitivos durante la guerra. Wanda había claramente pospuesto esta tarea todo lo posible, temerosa de la verdad que podría descubrir. Sin embargo, en vez de fijarse en la investigación y el misterio del pasado, Pawlilowski prefiere concentrarse en la extraña relación entre los dos personajes principales, ambas con demonios contra los que luchar. Durante la primera hora, la película funciona muy bien. La química entre los personajes, que se hacen más y más cercanos, se vuelve tangible mientras Ida se enfrenta a una crisis de identidad –¿es católica o judía?- y Wanda se ocupa de su propio pasado en la guerra. Es realmente decepcionante que la última parte no esté a la altura del resto de la película, ya que se vuelve ligeramente melodramática y predecible.

No obstante, la verdadera estrella de Ida es su fotografía. Pawlikowski y su director de fotografía Lukasz Zal eligen transmitir el significado y construir los personajes a través de las imágenes en vez de a través de los escasos diálogos, consiguiendo así un extraordinario resultado visual. Cada plano parece estar compuesto meticulosamente, a menudo utilizando ángulos y composiciones de cámara no habituales. Además, la imagen, con el contraste del blanco y negro, y los diferentes tonos de gris, resulta espléndida, y hace de Ida una experiencia fílmica que debería verse en la gran pantalla.

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(Traducción del inglés)

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