11/02/2014 - Esta coproducción franco-china presentada a concurso sugiere que la ceguera es una cuestión de elección

Una de las películas más emocionantes de la competición de este año se titula Blind Massage [+lee también:
tráiler
ficha de la película] y se desarrolla en un salón de masajes de una ciudad china. Todas las masajistas son ciegas y el director Lou Ye sumerge al público en su mundo con la ayuda de la dubitativa cámara del director de fotografía Zeng Jian, el mejor modo de entrar en las pausadas pero increíblemente emocionantes vidas de sus protagonistas. 

Blind Massage no intenta buscar la piedad del público, sino más bien todo lo contrario. Conforme se conoce mejor a los personajes, encarnados por un impresionante reparto de intérpretes (que mezcla ciegos reales no profesionales y actores), se comprende que, si bien lamentan ser ciegos, esta situación no les impide ser felices. La película no es sobre una minusvalía, sino sobre el amor y el deseo, la avaricia y el sacrificio, la rebeldía y la ambición, la belleza y el rechazo. No subraya las diferencias entre los ciegos y el resto, sino que busca las semejanzas. 

“Ninguna mujer es ciega al amor de verdad”, dice Du Hong (Mei Ting), una de las masajistas, de la que todos los clientes elogian la belleza. Pero en el mundo de los ciegos, la belleza no es la perfección estética, sino quizás una voz profunda y aterciopelada, una piel suave o un buen sentido del mundo. Las leyes de la atracción son distintas y a veces los rechazos están causados por razones sorprendentes. En el fondo, si algo es ciego en la película Lou Ye es precisamente el amor.

Aunque en ocasiones las reacciones de los personajes resultan poco realistas, Blind Massage es una interesante oda al amor y a superar los problemas. Gracias a la banda sonora, los efectos de sonido y la fotografía, el realizador logra construir un puente entre el mundo de los invidentes y el resto, que, según se dice en un momento de la película, “se esconden en la oscuridad”.

(Traducción del inglés)