Lilting: secretos y mentiras
por Alfonso Rivera
- Se presenta en Sevilla, la película británica de Hong Khaou, un drama intimista que habla de choque de culturas, incomunicación y duelo sin cargar nunca las tintas
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Apenas cuatro actores han servido al cineasta Hong Khaou, nacido en Camboya en 1975 pero formado cinematográficamente en Inglaterra, para construir el andamiaje de emociones que sostienen su primer film: Lilting [+lee también:
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ficha de la película], exhibido en la sección Las nuevas olas del 11º Festival de Cine Europeo de Sevilla, tras pasar por el último Sundance.
Casi enteramente rodado en interiores, donde la decoración -delicada, armoniosa y nada estridente- dice mucho de los personajes, la acción va del hogar para ancianos donde vive una madre china y el apartamento donde su hijo compartía cama con un chico inglés. Asimismo, la cámara circular vincula, sin separarlos claramente -como sucede en nuestro cerebro- el pasado con el presente, alternando armoniosamente los sentimientos de afecto, añoranza, extrañeza y dolor por la ausencia.
En la línea sensible y sutil de otra película que recientemente abordaba el conflicto causado por la muerte de un ser querido como es Loreak (Flores) [+lee también:
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ficha de la película], pero añadiéndole el problema intercultural, Lilting pone sobre la pantalla lo difícil que puede llegar a ser la comunicación entre dos personas desconocidas cuando los secretos largamente guardados han levantado un muro infranqueable entre ellas: son Junn (Pei-pei Cheng), una mujer que sólo habla chino y acaba de perder a su hijo Kai (Andrew Leung) en un fatídico accidente, y Richard (Ben Whishaw), el amante secreto de aquél. Cuando el inglés contrata a una traductora para poderse comunicar con su “suegra”, el acercamiento no resultará tan fácil como parecía a priori, sobre todo cuando el dato de la orientación sexual del fallecido sigue oculto para su madre.
Con este argumento -del propio Hong Khaou- se hubiera podido caer en el cliché sensiblero del que abusan tantos telefilmes de sobremesa, pero el cineasta huye como de la peste de los excesos lacrimógenos y prefiere que la sutileza invada su discurso, pausado y sensible, delicado y teñido de una melancolía enfatizada por una fotografía de colores tenues, invernales y apagados por cortesía de la polaca Urszula Pontikos (Weekend [+lee también:
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Igual que hizo Ang Lee en su carta de presentación internacional en Cannes, allá por 1993, con El banquete de boda, Hong Khaou enfrenta a un progenitor asiático ante la evidencia difícil de ocultar de la vida privada en Occidente de su hijo gay; pero mientras el director de Tigre y dragón (donde conocimos a Pei-pei Cheng) empleaba los recursos de la comedia simpática y amable, el realizador de cortometrajes como Waiting for Movement, Summer y Spring, ha optado para tratar el mismo asunto por emplear el drama de personajes, como si se tratase de un aventajado alumno hipster y gay de Mike Leigh.
Rodada con un presupuesto muy bajo de la Microwave Film London, cuenta con apoyos de SUMS* Film and Media y de Stink Ltd., y tendrá distribución en España gracias a Surtsey Films, compañía independiente que apuesta por este tipo de films de pequeño formato pero capaces de provocar grandes emociones... y reflexiones.
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