02/12/2014 - La nueva película de Geoffrey Enthoven después de la aclamada Hasta la vista fue la encargada de clausurar, fuera de competición, el 52º festival internacional de cine de Gijón

A la espera de que su primera superproducción, Winnipeg, vea la luz, el flamenco Geoffrey Enthoven, director de la multipremiada Hasta la vista [+lee también:
tráiler
entrevista: Geoffrey Enthoven|
ficha de la película], presentó fuera de concurso en la clausura del 52º Festival Internacional de Cine de Gijón su última película, titulada Halfway [+lee también:
entrevista: Geoffrey Enthoven
ficha de la película], estrenada en Flandes y Bruselas a finales de febrero y a escala internacional en el pasado festival de Varsovia, donde entrevistamos a su autor.

Como ya había hecho en Happy together, el director concentra la acción a una sola localización: una mansión art nouveau que acaba de adquirir un apuesto arquitecto llamado Stef (Koen de Graeve) después de separarse de su mujer, Natalie (Veerle Baetens). Allí, el fantasma del antiguo inquilino, Theo (Jurgen Delnaet), se le aparecerá con el objetivo de hacerle la vida imposible para abandonar una propiedad que, aun después de muerto, considera suya. El enfrentamiento entre ambos se complicará cuando aparezca en escena la hija de Theo (Evelien Bosmans).

Enthoven se limita a emplear la casa como escenario de la interacción problemática y exclusiva entre estos dos peculiares vecinos mal avenidos, sacando el mayor partido posible a sus actores y consiguiendo, como en anteriores películas, dar un tono ligero y divertido a un argumento que no deja de ofrecer un contenido más emotivo, profundo y moral que se condensa en el último acto de la cinta y abarca temas como la honestidad, la culpa, la redención o el amor. Con todo, la sensación de déjà vu acaba pesando lo suficiente como para pensar que Halfway es una comedia de transición, como su título indica, a medio camino en la filmografía de su director entre los laureles del pasado y las promesas de porvenir.