Cosmodrama o la metafísica en el espacio
por Vitor Pinto
- Philippe Fernandez presenta en Róterdam su estilizado drama metafísico dividido en catorce estaciones
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tráiler
ficha de la película], del francés Philippe Fernandez –presentada en estreno mundial en el 44° Festival de Róterdam–, siete astronautas, acompañados por un perro y un mono, se despiertan en una nave especial tras un proceso de criopreservación. Ninguno de ellos sabe que está haciendo allí ni cuál la destinación final de la nave que, aparentemente, está programada para funcionar sola.
Si Cosmodrama fuera una película de ciencia ficción como las demás, habría efectos especiales, conflicto, extraterrestres, y por lo menos mitad de los personajes no sobrevivirían hasta al final. Pero Cosmodrama no sigue el camino de la ortodoxia del género. Aunque hubiera expectativas previas con relación a eso, los créditos optan por romperlas y exponer desde el principio la individualidad de la película: se trata en realidad de un “drama metafísico en catorce estaciones”.
La descripción –a la vez pomposa y irónica– encaja perfectamente en el espíritu de una película que, a cada nueva escena, dispara mil y una teorías (físicas, filosóficas, semiológicas…) sobre la relación del hombre con el universo, para luego deconstruir sin pudor todo ese lado intelectualmente solemne. En ese proceso de deconstrucción, el guión apuesta por situaciones burlescas vividas por personajes coloridos, que empiezan a relacionarse entre ellos basando sus acciones en una vaga distribución de tareas.
Philippe Fernandez, cuyo primero largometraje A Faint Trembling of the Landscape se presentó en Cannes en 2008, es, además de director, también profesor de arte contemporáneo en la Universidad de Burdeos. Seguramente ese background haya influido en la cuidada construcción estética de la película, cuyos decorados y vestuarios remiten a los años 70, típicos de las series de ciencia ficción de esa época.
En un encuentro con el público, Fernandez asumió que en su proceso creativo las imágenes surgen primero en su cabeza y que solo después consigue desarrollar ideas y crear conflictos en el guión. Y en un guión que pretende ser metafísico no podría faltar la religión: es a ella a la que el director apela para estructurar su trama en catorce capítulos, en una referencia nítida a las (catorce) Estaciones de la Cruz. Si en la religión católica ese camino lo hacía Cristo, aquí quienes lo hacen son los cosmonautas: también ellos siete, como los apóstoles. En el fondo, es como si esa nave cosmodramática quisiera asumirse como el microcosmos de un mundo terrenal en el que los habitantes, plenos de inquietudes, no están seguros de quién son ni hacia dónde van, pero siguen adelante con más preguntas que respuestas.
Rodado en los Studios de l’Océan, en La Rochelle (Francia), Cosmodrama es una producción de Atopic cuyas ventas internacionales son gestionadas por Wide Management.
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