05/03/2015 - Pablo Llorca completa, con esta ficción salpicada de cruda realidad, la crítica a la situación social española actual de su reciente documental País de todo a cien

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ficha de la película] –película de ficción– se abre con imágenes captadas en las calles madrileñas: mucha gente, portando pancartas, se manifiesta contra los políticos que han convertido España en un paisaje espectral, carcomido por la corrupción. Precisamente ese mismo territorio vapuleado de norte a sur que ha retratado –en formato road movie documental– con su anterior película, la terrorífica (por la tremenda desolación que retrata) País de todo a cien [+lee también:
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ficha de la película], que también se estrena ahora. En ésta, un extranjero recorre parte de la península asombrándose de los desmanes perpetrados por los dirigentes nacionales, autonómicos y municipales, que han dejado sembrado de cadáveres arquitectónicos absurdos un paisaje que ahora se antoja espectral a ojos de cualquier persona ajena al día a día de este país a la deriva. La voz en off de Pedro Casablanc ilustra sabia y tristemente lo que las imágenes, captadas con nervio e inmediatez, de Pablo Llorca denuncian sin miedo.

Así pues no podemos hablar de una película sin referirnos a la otra, porque se complementan perfectamente (de hecho, ambas se presentaron en la última edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla). Con el documental, Llorca ha mostrado el mapa nacional donde los personajes de El gran salto adelante intentan sobrevivir. Y si la corrupción, el robo y el descontento han dejado huella en el paisaje general de un país, algo similar se ha transmitido a sus habitantes: los profesores de un colegio de un barrio periférico de la capital están en huelga para defender la enseñanza pública. Entre ellos se encuentra Andrés (encarnado por Israel Elejalde, nominado a los últimos Goya en la categoría de mejor actor revelación por su trabajo en Magical Girl [+lee también:
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entrevista: Carlos Vermut
ficha de la película]), quien se empieza a fascinar por la guapa y sexy joven mexicana Elena (Fabiola Vargas), madre de una alumna suya y esposa de un hombre maduro al que ayuda una noche a volver a casa (Antonio Dechent) y que frecuenta un parque donde se reúne la comunidad hispana en sus ratos de ocio.

Una trama mínima pero tan cotidiana permite al director de Recoletos arriba y abajo introducirnos en una realidad sin filtros ni florituras. En El gran salto adelante seremos testigos del día a día de la gente de a pie, de una barriada tan popular como La Fortuna (irónico nombre de una zona precisamente poco agraciada) y de unas maneras de (sobre)vivir que han dejado de ser éticas y honestas para abrazar la lucha a cualquier precio.

En un ambiente tan enrarecido y tenso, donde se vislumbra que está cercano el momento de tocar fondo, resulta más que complicado que cuaje el amor, por eso el romance que inicia Andrés está lastrado por la desgana, la mentira y el egoísmo. Y no es este rol el único que se mueve al borde del abismo: compañeros de colegio, parados, jubilados, desahuciados, estudiantes... desfilan por este sobrio film que, como es norma habitual en su libre filmografía, el propio Pablo Llorca ha producido, escrito y realizado.