23/05/2015 - CANNES 2015: Repasamos los mensajes y las principales lecciones del festival de cine más importante del mundo, reflejo del arte y de la industria

La glace et le ciel, de Luc Jacquet

Al abrir su 68ª edición con una película de corte social (La Tête haute [+lee también:
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ficha de la película]) sobre una juventud decadente que necesita ayuda, cerrarla en la noche de mañana con el documental ecológico La glace et le ciel [+lee también:
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ficha de la película], de Luc Jacquet, que alerta sobre los graves peligros que amenazan a nuestro planeta, y acompañar oficialmente la nueva iniciativa Women in Motion con las charlas ("talks") destinadas a celebrar la contribución de las mujeres en el séptimo arte (con la participación de Isabelle Huppert, Isabella Rossellini, Claire Denis, Sylvie Pialat, Rebecca Zlotowski, Claudie Ossard y Salma Hayek, entre otras, yla entrega de premios honoríficos a Jane Fonda, Olivia de Havilland y Megan Ellison), el Festival de Cannes ha transmitido un mensaje muy claro: hay cosas más importantes en la vida que el glamour, y la Croisette debe también jugar un papel cívico, haciéndose eco de temas de sociedad importantes.

Algunos podrían ver en ello una manera de acallar nuestras conciencias en momentos en los que la alfombra roja y las estrellas contrastan más que nunca con el sufrimiento económico que atraviesan numerosos países. Pero haber dado estos pasos (que tampoco carecían de la calidad cinematográfica indispensable) honra al Festival, al ir en dirección contraria de los profesionales de una industria que solo apuesta por el glamour o los artistas de renombre para atraer una mayor atención mediática.

Mientras que el Marché du Film, ha generado, en opinión de muchos, un buen volumen de transacciones en un ambiente positivo, el escaparate más expuesto del festival, la competición oficial, ha destacado por su buena calidad en general, a pesar de que las expectativas de los críticos resultan en ocasiones desmedidas ("¡la obra maestra o nada!") y los juicios muy lapidarios en el contexto altamente radioactivo de la carrera por la Palma de Oro. La renovación ha dado sus frutos con la confirmación de los talentos del griego Yorgos Lanthimos y del noruego Joachim Trier, así como la fulgurante revelación húngara, László Nemes. Gracias a la buena forma que atravesaban los maestros Nanni Moretti y Hou Hsiao Hsien, y a que Todd Haynes, Paolo Sorrentino, Jia Zhangke, Jacques Audiard e Hirokazu Kore-eda han presentado obras de gran calidad (aunque ninguno se libra de las reticencias o de las discusiones apasionadas en la Croisette), la competición se ha apoyado en una base muy sólida en la que Stéphane Brizé y Guillaume Nicloux, entre otros, también han aguantado el tipo. Más allá de algunas decepciones (un clásico de Cannes con el consiguiente chirriar de dientes de los críticos y sesiones puntuales de linchamiento al seleccionador), no podemos dejar de señalar dos peros: la presencia claramente excesiva de cinco películas francesas en competición y la obvia dificultad para encontrar suficientes obras independientes americanas de calidad. En cuanto al ganador del domingo, todo es posible. Continuará...

(Traducción del francés)