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CANNES 2015 Sesión de medianoche

Love: entre el amor por hacer cine y hacer el amor

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- CANNES 2015: ¿Cómo es el último trabajo de Gaspar Noé que ha suscitado tanto expectativas como reacciones?

Love: entre el amor por hacer cine y hacer el amor

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en boca de todos. Los carteles tórridos creados por Wild Bunch han encendido la llama al anunciar gráficamente un filme pornográfico en 3D dirigido por el realizador del contundente Irréversible. ¿Estrategia de marketing a lo Welcome to New York [+lee también:
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? Tras convertirse el año pasado sin querer en  plataforma de lanzamiento VOD del filme de Abel Ferarra y expulsar a Lars Von Trier, el Festival de Cannes esta vez ha "pagado por ver" Love reservándole una selección oficial en sesión de medianoche precedida de una entusiasta presentación de Thierry Frémaux, que parecía francamente contento por el tan esperado retorno de un miembro de la familia de Cannes, ya seleccionado con sus dos trabajos precedentes.

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La sala llena ha descubierto en preestreno mundial un relato de tres horas compuesto de déjà-vus, fábula adolescente torturada y fotonovela pornográfica más chic que chocante. La verdadera sorpresa es que a fin de cuentas Love es la obra menos provocadora del realizador, también la menos conceptual. Gaspar Noé acumula las torpezas de escritura (a menos que los diálogos no sean una especie de homenaje incomprendido al género X), técnicas (un 3D plano y anticuado excepto por un pobre efecto de emanación, repetición incomprensible tras la eyaculación de Enter The Void [+lee también:
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) y de sonido (una banda sonora plagada de clichés en la que los actores parecen tener orgasmos continuos). En lo que respecta al reparto, los intérpretes hacen su trabajo. Es decir que se desnudan y se ponen literalmente manos a la obra.

¿Se puede al menos hablar de placer visual, cuando la historia gira en torno al sufrimiento de un hombre que rememora y lamenta un amor perdido por su propia culpa desde la edad adulta (tal como atesta el bigote)? Quizás. El sexo está efectivamente filmado sin falsos pudores pero sin primeros planos de penetraciones tampoco. La puesta en escena y los planos estetizantes de Benoît Debie distan mucho del cine pornográfico habitual. En consecuencia, a muchos les parecerá  menos vulgar... Quizás. También podríamos suponer que la película simplemente no se dirige al mismo mercado. El sexo es ciertamente bello pero resulta repetitivo. Se hace un especial hincapié en la erección masculina y Love no compromete su carga erótica ni  toma riesgo alguno: cuerpos perfectos, tríos a pedir de boca y vecinas sedientas de sexo desde la segunda frase. Las escenas más diferentes, como el encuentro con un transexual, sirven un propósito humorístico. La fábrica de fantasías no cierra nunca pero desgraciadamente tampoco progresa. ¿Y qué hay del amor? Después de todo es el verdadero tema del filme y también es el sentimiento que suscita en su director una pasión por el cine que ha elegido hacer a su manera. Gaspard Noé es ante todo autor.

Nos quedaríamos cortos diciendo que la emoción que debe sublimar esta historia no se dará en todo el mundo. Muchos no llegarán a ceder a la inocencia del ejercicio para dejarse ir con la misma nostalgia existencial que la que experimenta el personaje principal. Y sin embargo la misión era posible, tal como demostró la conmovedora hazaña del americano John Cameron Mitchell, que presentó su oda a todas las sexualidades hace algunos años, a la misma hora y en las mismas condiciones. Shortbus y Love cuentan con dos dispositivos a priori similares : provocación húmeda, jóvenes actores desconocidos, sexo desenfrenado desde la primera escena, música omnipresente, humor, esperma y una apuesta por las lágrimas que para los espectadores de Love se salda con un fluido menos que secar cuando acaba la proyección.

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(Traducción del francés)

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