30/11/2015 - El amor, tema principal de la cinta, lucha por ir más allá de su ambientación en la película de Vano Burduli, presentada en competición en el Black Nights

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entrevista: Salome Demuria
entrevista: Vano Burduli
ficha de la película], el segundo largometraje del director georgiano Vano Burduli,  proyectado en el Black Nights Film Festival de Tallin, intenta ofrecer una visión polifacética del amor en todas sus dimensiones a través de la ciudad de Tiflis. La capital de Georgia se convierte en un personaje con más entidad que alguno de sus protagonistas, lo cual provoca una extraña sensación de promoción turística, mientras aprovecha al máximo los largos días de verano para hacer referencias a la historia, la fotografía y la vida urbana de la ciudad.

No existe un protagonista principal en el guion de Burduli, escrito en colaboración con Dato Chubinishvili (más conocido por Brides [+lee también:
crítica
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entrevista: Tinatin Kajrishvili
ficha de la película], dirigida por Tinatin Kajrishvili –que en esta ocasión participa como productora), pero el espectador tiende a identificarse con el joven Nick, de 13 años, que está enamorado de su compañera de colegio, Sally, y quiere hacerle un regalo muy especial: un autógrafo de Bono, cantante de U2. Esta es la razón por la cual se dedica a preguntarle a todo el mundo si conocen a alguien en Irlanda. El padre de Nick mantiene una relación secreta con su vecina, aprovechando que su mujer, presentadora de televisión, se encuentra normalmente en viajes de negocios. De vez en cuando, el joven se venga desinflando los neumáticos del coche de la amante de su padre.

El adinerado Gio protagoniza otro caso de adulterio, al descubrir que su mujer le ha sido infiel después de que esta resulte herida en un accidente de tráfico, tratando de huir con su acompañante. Cuando Gio le pregunta a su esposa cuánto tiempo lleva engañándolo, ella responde que le ha sido infiel desde que descubrió que él también tenía una aventura.

Brian, un fotógrafo irlandés (cuya nacionalidad supone una gran alegría para Nick cuando se entera), está llevando a cabo una investigación sobre un viejo fotógrafo que ha tomado imágenes del mismo lugar durante décadas, y termina conociendo a la hija de este, Anne. Su romance se desarrolla de forma lenta, plagado de imágenes y estereotipos como la cena romántica a la luz de las velas, acompañada por un famoso vino georgiano. Las conversaciones entre hablantes nativos y personajes que han aprendido inglés al pasar una temporada en Estados Unidos resultan poco naturales en casi todas las películas, pero en esta ocasión es aún más marcado debido a la importancia de la localización geográfica en la obra.

El guion de Brides recordaba a una tragedia griega por la manera en que trataba el tema principal; en esta ocasión, la única influencia clásica se limita a la presencia de un “coro”, formado por tres hombres de mediana edad que pasan el día merodeando por las calles y comentando las acciones de los distintos personajes.

Aunque el aspecto turístico-etnográfico se encuentra demasiado presente a lo largo de la cinta, los distintos apartados realizan un trabajo más que competente. The Summer of Frozen Fountains (el título está sacado de una forzada metáfora) es una obra interesante y muy agradable de ver, con un par de toques emocionales bastante agridulces que elevan la profundidad de la película por encima del nivel al que nos tiene acostumbrados la industria local con sus últimos trabajos.

The Summer of Frozen Fountains es una coproducción entre las georgianas Gemini y Studio 29+7, y la productora rusa Film Company CTB; Studio 29+7 se encarga también de la distribución internacional.

(Traducción del inglés)