email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

BERLINALE 2016 Competición

Cuando tienes 17 años: una educación sentimental de contacto

por 

- BERLÍN 2016: Lo nuevo de André Téchiné, escrito a cuatro manos junto con Céline Sciamma, es una película física, concupiscente y simpática sobre la génesis del deseo entre dos adolescentes

Cuando tienes 17 años: una educación sentimental de contacto
Kacey Mottet Klein y Corentin Fila en Cuando tienes 17 años

El público del festival de Berlín descubrió ayer lo nuevo de André Téchiné, titulado Cuando tienes 17 años [+lee también:
tráiler
Q&A: André Téchiné
ficha de la película
]
y escrito a cuatro manos por el director y Céline Sciamma. Uno podía sentir en la atmósfera de la sala que los espectadores estaban bien metidos en la película, que sonreían ante las torpezas de los dos críos que aprenden, a lo largo de la película (ambientada en el periodo que va del otoño de un año al verano del año siguiente, previo al final de su educación secundaria), a conocerse y a amarse (a sí mismos y entre sí), ríen a carcajadas con las bromas del personaje de la doctora Marianne, encarnada por Sandrine Kiberlain con la energía chispeante y la generosidad a que nos tiene acostumbrados, y quedaban con la boca abierta ante la fuerza de los paisajes en que se desarrolla la historia. Los "tilos verdes de la alameda" del poema de Rimbaud aquí se cambian por relieves alpinos, cubiertos de inmaculada nieve o acariciados por el sol, según la estación, y por casetas, bosques y lagos brumosos cuya localización sólo el explorador autóctono conoce; pero, como en el poema que inspira el título de la película [“con diecisiete años”], el deseo, identificado o no, comienza aquí por los ojos.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)
Hot docs EFP inside

Es verdad que es guapo Thomas (Corentin Fila), un chico mestizo adoptado con ojos almendrados y un cuerpo atlético que todos los días corre una hora y media por los cerros para ir a la escuela y que se ocupa de su madre y de los animales de la granja familiar. Sin embargo, Thomas come todos los días solo, con su tupperware sobre las rodillas, después de lavarse cuidadosamente las manos. Es Marianne, con todo, quien suscita primero la mirada de Damien (interpretado con sensibilidad e inteligencia por la Shooting Star suiza de este año, Kacey Mottet Klein) pero también su querido hijo se ha fijado en algo que le altera el rostro, ese aire que mezcla el desafío, la curiosidad y la fascinación, al que responde Thomas con vistazos rápidos y ariscos, un resplandor de animosidad en sus pupilas, a la vez que, a su alrededor, sus compañeros de clase empiezan a dejar de existir. Son estas miradas, ora furtivas, ora sostenidas, las que provocarán las primeras "sesiones de lucha" entre los dos jóvenes, sin que ellos mismos sepan la razón. Aunque Marianne, el tercer lado del triángulo que se nos dibuja en la pantalla, decide acoger a Thomas hasta el final del año escolar, estas miradas, cada vez más complejas y teñidas de la complicidad reticente del secreto compartido, siguen sumando facetas al asunto y alimentando esta tensión física entre los dos chicos, lo que, a fin de cuentas, constituye el motor de la película y la va llenando de una sensación de deseo indefinible pero tan poderosa e irresistible que el espectador, como Marianne, se ve llevado en volandas.

La sensualidad a hurtadillas que recorre la filmografía de Téchiné se suma a la sensibilidad de Sciamma para hacer de Quand on a 17 ans un cuadro sutil y vitalista de esta edad de locos en la que no sabemos qué hacemos y, sin embargo, aprendemos en unos meses más de lo que aprendemos en el resto de nuestra vida. En tres trimestres, más allá de esta nueva emoción perturbadora que nace entre Damien y Thomas, (les) ocurren muchas cosas, fruto tanto de ellos mismos como de los adultos que los rodean: la madre de Thomas queda embarazada de milagro, lo que hace que el chico se vuelva aún más rígido, deseoso de proteger como ansioso ante la perspectiva de la llegada en su amable familia de un "niño de verdad"; Damien afronta la ausencia de su padre militar; los dos jóvenes tienen que revisar materias de cara a su reválida y pensar en qué quieren hacer con sus vidas, debatiéndose, a la vez, entre la resistencia salvaje a la tentación, abandonarse a los cuidados de los otros y la necesidad de que se ocupen de ellos… Así, cada acontecimiento importante supone un nuevo umbral en la educación, sentimental o de otro tipo, de nuestros dos protagonistas, que parecen dirigirse hacia una mayor confianza y serenidad en el amor. Tal es el sentimiento que esta estupenda película nos deja.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy