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BERLINALE 2016 Forum

Lily Lane: todo sobre mi madre

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- BERLÍN 2016: El nuevo film del húngaro Bence Fliegauf es una obra uterina que fusiona diferentes niveles de realidad para envolver a una madre y su hijo en un universo propio

Lily Lane: todo sobre mi madre

Los espectadores que solo hayan visto del húngaro Bence Fliegauf la cinta Solo el viento [+lee también:
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, en la que investigaba las masacres racistas contra la comunidad gitana, puede que se sorprendan por el universo de Lily Lane [+lee también:
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, proyectada en Berlín, en la sección Forum. Aun así, la sorpresa debería ser positiva, a juzgar por la calurosa acogida que han dedicado los festivaleros a este film atmosférico y muy uterino, bañado a veces en la luz del sol, otras sepultado en la noche, envuelto en enigmáticas reminiscencias y relatos pavorosos.

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Si la filmografía de Fliegauf está marcada por una alternancia entre las "genealogías de un crimen", de contenido bastante conceptual pero completamente verbalizable, y obras —como esta— más sensoriales y turbias, pasadas por el filtro de una consciencia sufriente, amputada o, al menos, intranquila, que hace que sea más difícil hablar de ellas, su estilo visual es muy reconocible. En Lily Lane, nos encontramos desde el principio con la cámara al hombro y el grano —sello personal del director húngaro—, mientras que una madre cuenta un cuento terrorífico a su hijo de alrededor de diez años: desde estos primeros planos un poco nebulosos, el recuerdo y la imaginación se funden el uno con el otro, sin que podamos distinguirlos. Además, este film no se dirige al intelecto del espectador, sino a una memoria oculta que se remonta quizás a la fase de fusión amniótica que precede al nacimiento. En cualquier caso, los dos únicos personajes que aparecen en el film son la madre, con su carita infantil, y su niño, con el que forma una entidad integral; los dos aprovechan el calor y la ociosidad del verano para explorar la naturaleza y vivir aventuras, como si no existiera ningún otro mundo fuera del suyo, libre de toda atadura, enteramente gobernado por la fantasmagoría.

En un momento dado, se percibe netamente la presencia del padre del pequeño, cuando habla con la madre por Skype. La película muestra también algunos trazos de la infancia de ella, sobre todo visiones de su padre (que vive en una okupa), pero Fliegauf no pretende ofrecernos un gestalt preciso, pues lo que narra es este presente soleado, frecuentado por universos paralelos, productos de la consciencia más o menos anclados en una realidad de contornos imperceptibles.

Uno de los elementos más interesantes del film es la manera en la que asocia, sin disonancia, la beatitud uterina y los relatos de pesadilla, fiel a la interpretación bettelheimeana de la función de los personajes de terror en los cuentos para niños. También en esto es perfecta la fusión de la madre y el hijo, cuando ella desenrolla para su niñito la madeja de sus narraciones nocturnas, que reúnen sus traumas (potenciales, supuestos) y la fuerza vital de los dos en una misma y eterna infancia.

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(Traducción del francés)

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