27/07/2016 - El cineasta polaco Piotr Dumala continúa puliendo su estética personal en su segundo largometraje

El polifacético director polaco Piotr Dumala compite en el Festival New Horizons de Breslavia con su última propuesta, Ederly [+lee también:
tráiler
ficha de la película]. Dumala es un veterano de la animación, y su estilo personal combina el humor negro con una lógica onírica, próxima al surrealismo. Ambos elementos pueden encontrarse en su célebre adaptación de Crimen y castigo, así como en Franz Kafka, un biopic de animación basado libremente en los diarios del escritor checo. En su último trabajo, el cineasta adapta a largometraje de imagen real su propia novela homónima, publicada por entregas en la revista Kino. 

En la secuencia inicial, un forastero llamado Slow (interpretado por Mariusz Boaszewski, que ya trabajó en el anterior largo de Dumala, The Forest) se adentra en plena noche en un pequeño pueblo rural, Ederly. Al detenerse para pedir indicaciones, Slow revela el motivo de su visita: es un restaurador itinerante que ha sido contratado por la iglesia local. El restaurador solitario deambula por las calles abandonadas, entrando en una casa en la que, curiosamente, es muy bien recibido. Al principio, lo que parece encajar en el esquema del desconocido que se entromete en una familia y perturba su delicado equilibrio, al estilo de Teorema, de Pier Paolo Pasolini, acaba revelándose como la inversión de tal esquema. Dumala reorganiza los elementos de la ecuación, y el sujeto perturbado acaba siendo Slow. 

Dumala crea un protagonista de corte kafkiano —evocación respetuosa de Josef K.— a medida que Slow va hundiéndose en las arenas movedizas de una situación que no logra comprender. Con el desdibujamiento de la línea que separa la perplejidad de Slow y la sospecha de que sea un narrador no fiable, la identidad inicial del protagonista se disuelve, y el restaurador va adoptando las que le imponen los habitantes de la aldea: un hijo perdido, un hermano, un prometido, un amante. La cinta de Dumala va mutando de manera orgánica, siguiendo la desconcertante apropiación de estos roles por parte del protagonista, proceso asimilable a un carrusel de escenas de género: el romance prohibido, la parábola del hijo pródigo, el asesinato misterioso, la comedia negra y el thriller policiaco.

La naturaleza camaleónica de los géneros de Ederly funciona gracias a la aplicación de una lógica onírica, situando así al film en la frontera entre realidad y fantasía. La fotografía en blanco y negro de Adam Sikora crea una atmósfera ominosa y contribuye sustancialmente al halo de atemporalidad establecido por la ambientación minimalista y melancólica que aportan las localizaciones de Europa del Este, en una sutil alusión a la obra de Béla Tarr.

El uso económico del espacio asimila el film a una puesta en escena teatral. Sin embargo, el director de fotografía y Dumala aprovechan concienzudamente el espacio disponible en torno a las delirantes conversaciones, estableciendo un tono tenso y espeluznante que dura hasta el anti-clímax final. El director se ha nutrido del teatro del absurdo en la escritura del guión, sin hacer concesiones al anclaje visual del film en la realidad, ni tampoco al estilo que desarrolló en su anterior largo, The Forest, con su lenguaje metafórico, austeridad visual e imaginario evocador. Ederly, siendo a la vez una parábola existencial y una comedia desenfrenada, es heredera de Franz Kafka y Harold Pinter, sin dejar por ello de afianzar a Piotr Dumala como una voz creadora por derecho propio.

Ederly ha sido producida por Andersa Street Art and Media y coproducida por Heliograf, D35 y Film Factory. El Polish Film Institute ha cofinanciado el proyecto.

(Traducción del inglés)