10/08/2016 - LOCARNO 2016: Cinco años después de Abrir puertas y ventanas, vencedora del Leopardo de Oro, Milagros Mumenthaler vuelve a Locarno con una historia familiar con apariencia de sueño

El tema central de la última película de la directora suizo-argentina Milagros Mumenthaler,La idea de un lago [+lee también:
tráiler
entrevista: Milagros Mumenthaler
ficha de la película], en la competición del 69° Festival de Locarno, es otra vez una vuelta a la familia, eje imperfecto alrededor del cual construir la propia identidad, frágil escollo sobre el cual reposar en caso de tormenta.

Antes de que nazca su primogénito, Inés (magnífica Carla Crespo), de profesión fotógrafa, quiere conseguir terminar su último libro, sobre sus recuerdos de infancia, y en particular, sobre su casa familiar en el sur de Argentina (cuyos paisajes repletos de lagos y montañas recuerdan de manera increíble a Suiza), en donde ha vivido gran parte de sus veranos de niña. Aunque la felicidad y la despreocupación eran inevitablemente parte de este lugar, son sobre todo la nostalgia y la incomprensión los que lo habitan. Es de hecho allí en donde sacó la última foto que poseía junto a su padre, desaparecido misteriosamente como tantas, demasiadas, otras víctimas de la dictadura militar. Aunque Inés sea la fuerza motriz de la película, el soplo vital que permite a la narración seguir hacia delante de modo libre e instintivo, su hermano y su madre completan su personaje dándole una consistencia terrenal a la vez fastidiosa e indispensable. Juntos deberán afrontar una última prueba: proporcionarles una muestra de su sangre a los médicos forenses para identificar, quizá, el cadáver de su padre y marido. ¿Pero bastará un esqueleto para rellenar el vacío abismal que vive en Inés?

La idea de un lago, como un puzle sin fin, nos regala muchos pequeños fragmentos de una realidad indefinida, hecha de recuerdos, sensaciones, fantasmas y esperanzas. La película permite a cualquiera de nosotros componer la propia melodía, acompañados de los protagonistas, de quien poco a poco conocemos la historia, o mejor, todas las historias que los enlazan, de manera indisoluble. La narración de la película, en vez de ser lineal, se desliza de manera casual en el mar de recuerdos de Inés, de la casa del lago a su apartamiento en la ciudad, de la infancia a la inminente maternidad, como si el tiempo no hubiese pasado nunca, como si la vida en vez de seguir adelante con brío se construyese sobre infinitas espirales que se encuentran y desencuentran. La realidad de Inés, nutrida de una necesidad visceral de rellenar ese vacío doloroso, parece explotar y verterse en mil direcciones diferentes, algunas reales, otras soñadas. Como si estuviese obligada, para sobrevivir, a encontrar una solución para la ausencia de su padre, con la imaginación, creando un mundo en el que todo es posible, una especie de tirita para poner sobre una herida demasiado profunda para curarse. La idea de un lago es una película que habla de la intimidad, que se nutre de sensaciones para hacer palpable el inmenso esfuerzo que deben hacer los que quedan, intentando pintar de colores un día a día que parece solo suceder en blanco y negro. En este sentido el guion, coloreado, de trazos casi barrocos (a veces incluso almodovariano) contrasta con la gravedad del tema, que nos recuerda que la imaginación puede transformarse en antídoto contra la desesperación, contra el olvido. Aunque las referencias biográficas, los recuerdos de la infancia idílica ligada a Argentina, sean evidentes, es en las sensaciones, en la corporeidad de los actores, más que en la narración, que podemos encontrar a Milagros Mumenthaler, capaz otra vez de hablarnos con infinita sinceridad del complejo mundo interior de una mujer contemporánea.

La idea de un lago está producida por Alina Film y Ruda Cine (Argentina) y coproducida por RTS. Look Now se ocupa de su distribución en Suiza.

(Traducción del italiano)