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VENECIA 2016 Competición

Voyage of Time: Life’s Journey, una oración a la madre naturaleza

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- VENECIA 2016: Terrence Malick asume el riesgo de repetirse al completar la meditación que cimentaba El árbol de la vida en un documental precioso pero excesivamente encauzado

Voyage of Time: Life’s Journey, una oración a la madre naturaleza

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, Terrence Malick ha regresado (es un decir: es proverbial su ausencia ante los focos) a la Mostra de Venecia cuatro años después de competir por el León de Oro con To The Wonder. Atrás quedaron, según parece, sus larguísimos períodos de (aparente) inactividad antes de presentar nuevos largometrajes: veinte años pasaron entre Días de cielo (premio al mejor director en Cannes en 1978) y La delgada línea roja (Oso de Oro en la Berlinale de 1998); ahora, entre El árbol de la vida (Palma de Oro en 2011) y Voyage of Time median la citada To The Wonder (2012) y Knight of Cups (2015), y se anuncian Weightless y Radegund para 2017 y 2018.

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Sin embargo, más allá de su insólita prodigalidad, el Malick de Voyage of Time no es nuevo. Lo que se anuncia como una exploración documental del pasado de la Tierra y una indagación sobre el futuro del Hombre se nos presenta bajo la actualización de la forma que ya dividió un poco a la crítica y más al público en El árbol de la vida. En efecto, tenemos una voz en off que no explica sino que medita en susurros: la de Cate Blanchett en la versión comercial internacional que se estrenó en la Mostra (y la de Brad Pitt, asimismo productor de la cinta, en la versión de 40 minutos para IMAX). Tenemos también imágenes espectaculares de la galaxia: es admirable la labor tanto de fotografía de Paul Atkins (que ya trabajó para IMAX y en proyectos similares en National Geographic y la BBC) como de efectos visuales de Dan Glass, ambos colaboradores del director en El árbol de la vida. Por no faltar, no faltan ni los dinosaurios.

Voyage of Time, por tanto, se antoja como un desarrollo o un perfeccionamiento de lo que era la meditación sobre el origen de la vida en la obra con la que ganó la Palma de Oro de Cannes, sólo que, aquí, para acabar enlazando ese viaje en el tiempo hasta llegar al ser humano como especie y no a la historia de Jack y su familia, Malick se vale de imágenes de baja calidad que contienen comportamientos cotidianos y situaciones espantosas que funcionan, por contraste, como disparaderos de la odisea por nuestra historia a través de maravillas visuales. La Belleza, la Verdad, la Virtud se revelan en un milagroso horizonte interior.

Todo lo que vemos es precioso en Voyage of Time, como si la belleza activara el impulso del director para llevarnos de la mano a contemplar la misteriosa naturaleza, extasiados. Malick parece esforzarse, con el paso de las películas, en pulir su oración trascendental y presentárnosla como una especie de sinfonía cinematográfica, para la que bien le valen compositores religiosos como Arvo Pärt. Lástima que, al empeñarse en guiarnos a través también de unas palabras que no están en ningún caso a la altura, Malick no nos deje perdernos un poquito más.

La alemana Sophisticated Films coproduce junto a los Estados Unidos Voyage of Time, de cuyas ventas internacionales se ocupa la francesa Wild Bunch.

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