12/01/2017 - Se estrena en los cines italianos el nuevo documental de Marco Amenta: un viaje íntimo junto al hijo del famoso actor italo-americano Vincent Schiavelli

A muchos no dirá gran cosa el nombre de Vincent Schiavelli. Sin embargo, el rostro de este actor italo-americano, visto en cientos de películas (unas cuantas de Milos Forman) es reconocible de inmediato: Alguien voló sobre el nido del cuco, Amadeus, Ghost, Batman: El regreso, Larry Flint o Man on the Moon, por citar algunos. Una cara inconfundible cuyos rasgos adivinamos en los de su hijo, Andrea Schiavelli, ahora un músico de 27 años de edad que vive en Nueva York y que protagoniza Magic Island [+lee también:
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ficha de la película], el nuevo documental del palermitano Marco Amenta, que, tras haber triunfado en el Salina Doc Fest y haber tomado parte en la sección Hot Docs International del festival de Toronto y en el Bellaria Film Festival, llega hoy a los cines italianos.

Vincent Schiavelli murió en 2005 a sus 57 años de edad en Sicilia, la tierra de sus abuelos, adonde se había mudado hacía algunos años. Hacía una década que Andrea no regresaba a Italia, desde su adolescencia. Nunca se despidió de su padre. Un día, recibe una llamada proveniente de esa “isla mágica” a que hace referencia el título: debe acudir para recuperar el dinero de una vieja cuenta de su progenitor. El chico decide, así, atravesar el océano, consciente de que este viaje no será para él una mera cuestión de dinero.

Marco Amenta lo acompaña todo el tiempo, discreto y silencioso: “Es como si hubiésemos hecho un recorrido psicoanalítico juntos; yo le ayudé a hacer el luto. Yo estaba presente pero no interfería; por primera vez, trabajé sin ideas preestablecidas”, relata el director, autor de varios documentales, como Il fantasma di Corleone (sobre el capo de la mafia Bernardo Provenzano), y de la película de ficción La siciliana ribelle [+lee también:
crítica
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ficha de la película]. “Esta vez quería presentar una Sicilia distinta, no una historia de mafia”, precisa Amenta, “una historia de emigración, de regreso a las raíces y a los valores olvidados”. Desde los rascacielos de la Gran Manzana vemos a Andrea catapultado al campo palermitano, a Polizzi Generosa, en mitad de viejos amigos de su padre y de su última pareja, Katia, trabajando el huerto, cuyas lechugas de vez en cuando pisa sin querer (él, un chico bastante desgarbado), entre plantas y risas, sentimiento de culpa por no haber visto a papá antes de morir y rencor por haber sido abandonado en cierto modo, cuando Vincent decidió dejar los Estados Unidos para volver a la tierra de sus abuelos.

Andrea se reencuentra con sus raíces allí donde su padre, a su vez, buscó visceralmente las suyas, pagando un precio tan alto como lo es el de perder un hijo. Lo perdona, se perdona y crece. Un viaje íntimo del que Amenta nos hace testigos, que tiene el valor de una tranche de vie auténtica y, en cierta manera, universal, sin olvidar que nos muestra, a través de los viejos metrajes, un lado poco conocido del actor estadounidense: sus actuaciones como Don Quijote, su pasión por la cocina, su extraña manera de hablar el siciliano, una forma dialectal del siglo XIX que hoy resulta casi incomprensible para el italiano medio.

Magic Island es una producción de Eurofilm y Mediterranea Film Paris con la Sicilia Film Commission, en colaboración con el Mibact - Tax Credit y la región Isla de Francia. La cinta se estrena este jueves 12 de enero en Palermo, Milán y Roma. Las seguirán Bolonia y Sciacca. Distribuye Mediterranea Film.

(Traducción del italiano)