Crítica: Jean-François y el sentido de la vida
por Alfonso Rivera
- La ingeniosa ópera prima de Sergi Portabella relata un existencialista viaje iniciático, con formato de road movie y espíritu aventurero
La música de Gerard Pastor ilustra, con su tono melancólico y aroma clásico, los distintos capítulos en que se divide este delicioso cuento titulado Jean-François y el sentido de la vida [+lee también:
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ficha de la película], una delicada, original y sensible ópera prima que supone el salto desde el corto al largometraje de Sergi Portabella (alumno de la ESCAC, nacido en 1980), un film que viene a ser una crónica de la (difícil) llegada a la juventud narrada con un espíritu que se sale de lo habitual, con colores de tonos suaves, humor oscuro sutil y una puesta escena más emparentada con el cine europeo e independiente que con las comedias de Hollywood que plasman la conflictiva transición de la infancia a la adolescencia.
Porque Portabella no se priva de abordar asuntos tan peliagudos como el maltrato escolar, las paternidades ausentes y hasta la obsesión con el suicidio, condicionantes en la peripecia vital, en su viacrucis y en el resurgir de Francesc, un chico de trece años (interpretado magníficamente por Max Megías) que, infeliz en el colegio y confundido en la vida, descubre un libro de Albert Camus y se convierte, nada más y nada menos, que en un nuevo y precoz existencialista.
Una temática así, obviamente, convierte a esta película en una atrevida fábula que parece salida de la máquina del tiempo: aquí no hay chicos chateando con su teléfono móvil, ni jugando con una pantalla o escuchando a través de sus auriculares a un grupo de trap. No; el protagonista, de extrema sensibilidad, curiosidad despierta e inteligencia pícara, encontrará su camino a través de los libros impresos, esos objetos que para las nuevas generaciones resultan casi extraterrestres.
Luego la película muta en road movie e incluye a otro personaje importante: Lluna, una chica cómplice (encarnada por Claudia Vega, descubierta en Eva [+lee también:
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ficha de la película]) con la que el protagonista descubrirá el deseo sexual. Que el destino que pretenden alcanzar resulte tan imposible como romántico completa una trama que no se ajusta a modas comerciales, sino que busca despertar en el espectador a aquel preadolescente que fue: confundido, raro y, no nos olvidemos, bastante existencialista.
Jean-François y el sentido de la vida, con guion del propio director (que fue seleccionado para la Berlinale Talents Script Station 2014), es una coproducción hispano-francesa de A Contraluz Films y El sentit de la vida AIE, en coproducción con Surprise Alley, con producción asociada de Televisió de Catalunya y con la participación de Filmin y TVE. La película, que llega a las pantallas españolas este 6 de julio de la mano de Vercine, se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Moscú. Posteriormente, ha participado en el D’A Film Festival, el FIC-CAT, y el Atlàntida Film Fest).
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