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TORONTO 2018 Wavelengths

Crítica: The Stone Speakers

por 

- TORONTO 2018: Igor Drljača explora lugares particulares en Bosnia y Herzegovina, así como narrativas que cuestionan o refuerzan los discursos nacionalistas del país

Crítica: The Stone Speakers

Hay algo hermoso en los lugares (y los rostros) visualmente feos que sale a la superficie cuando los filma un cineasta experto. Es el caso del primer plano del nuevo largometraje documental del realizador nacido en Sarajevo y afincado en Canadá Igor DrljačaThe Stone Speakers [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, que acaba de prestrenarse mundialmente en la sección Wavelengths de Toronto

Su cámara, siempre fija, graba primero un patio de hormigón desmejorado en una planta química de Tuzla, una ciudad en el noreste de Bosnia que fue el núcleo industrial de la antigua república yugoslava. Después de un par de planos que parecen durar lo justo para que los espectadores se sumerjan en el lugar, la voz de una mujer comienza a explicar cómo la planta le ha dado de comer a ella y a su familia durante décadas; ahora es solo una sombra de su prosperidad pasada.

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Drljača prosigue con capítulos dedicados a lugares especialmente significativos que traen un nuevo tipo de turismo a este país inquieto; por ejemplo, Tuzla tiene lagos salados que se han aprovechado de esta forma.

Primero, vamos a Medjugorje, una ciudad en el este de Herzegovina que se hizo famosa en 1981 cuando varios niños contaron que se les había aparecido la virgen María. En la actualidad, es un lugar de peregrinación para católicos de todo el mundo. La voz de un lugareño explica que durante el régimen comunista, esta región fue tratada con particular dureza debido a su fuerte vínculo con el movimiento fascista croata Ustasha. Pero lo que vemos es una enorme multitud de gente en una colina, cantando himnos católicos, rezando y ondeando banderas de todos los rincones del mundo. 

A continuación, es el turno de un lugar cuyo interés es más reciente: la ciudad de Visoko, a unos 30 km al noroeste de Sarajevo. A mediados de los 2000, un (pseudo)científico local declaró que había descubierto las ruinas de pirámides más viejas que las de Egipto. Aunque los expertos no han respaldado sus hallazgos, el lugar ha tenido un boom turístico basado en las referencias a los aliens, las civilizaciones antiguas y la curación energética. Uno de los empleados explica que ahora no están recibiendo apoyo político, pues los partidos de Bosnia están separados por líneas religiosas, y evidentemente, ni los curas, ya sean ortodoxos o católicos, ni los imanes aceptan tales "blasfemias". 

Finalmente, el cineasta presenta la más nueva de las atracciones de la película: Andrićgrad en Višegrad, en el este de Bosnia. Antaño una ciudad de población mayoritariamente musulmana, Višegrad pertenece ahora a la Republika Srpska, y Emir Kusturica ha construido un pueblo en homenaje al autor y Premio Nobel Ivo Andrić, con la intención de rodar allí un biopic sobre él (película de la que aún no se sabe nada). La persona entrevistada por Drljača evita hacer comentarios demasiado políticos, centrándose en alabar al célebre cineasta. Pero cuando ves el lugar, lo primero que se te viene a la mente es un pueblo Potemkin.

Drljača ha acertado de lleno en dos puntos muy importantes: la decisión de entrevistar solo a protagonistas de más edad, que se acuerdan bien de Yugoslavia, en un país en el que una sorprendente proporción de jóvenes emigran al oeste; y dejar que los lugares hablen por sí mismos, contrastando con las voces de los entrevistados, apartándose de temas políticos, que resultan, en cualquier caso, inevitables en Bosnia —al final consiguen colarse en la cinta, y el director los trata con prudencia y respeto—.

The Stone Speakers es una coproducción de la compañía basada en Toronto Timelapse Pictures y la bosnia SCCA/pro.ba.

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(Traducción del inglés)

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