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BLACK NIGHTS 2018 Competición Películas Estonias

Crítica: Take It or Leave It

por 

- En su primer largo, que representará a Estonia en los Óscar, Liina Trishkina-Vanhatalo aborda el tema de la paternidad, demostrando un gran potencial

Crítica: Take It or Leave It
Reimo Sagor en Take It or Leave It

"¿Tú te das cuenta de cómo es la vida con un bebé?". A esta cuestión cotidiana, la irrupción de una hija en la vida de un hombre, responde la estonia Liina Trishkina-Vanhatalo en su excelente ópera prima, Take It or Leave It [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, candidata de su país al Óscar 2019 a mejor película extranjera que se ha proyectado en competición en el 19º Festival de Arrás. Y si ya resulta interesante ver a una mujer cineasta explorando el tema de la paternidad masculina, son sobre todo las sutiles cualidades narrativas, atmosféricas y de puesta en escena las que impresionan y anuncian a la realizadora como un talento a tener en cuenta.

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Erik (un magnífico Reimo Sagor), el protagonista de la trama escrita por la propia directora, tiene 30 años, trabaja de albañil en una obra en Finlandia y vive con sus compañeros. El estonio, un muchacho apuesto, taciturno e impulsivo, debe volver a casa a raíz de una llamada inesperada. A continuación, le vemos en el ala de maternidad, donde su ex, Moonika (Liis Lass), acaba de dar a luz a una niña ("Cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde. Y no quería volver arrastrándome a ti después de nuestra última discusión"). Una vez que pasa el impacto de la sorpresa ("¿Dónde estabas cuanto te llamaba veinte veces al día para pedir perdón? ¡Vete al carajo!"), Erik, de vuelta en Finlandia, asume lo sucedido, pero descubre que Moonika no quiere a esta hija, una reacción descrita como depresión posparto por el personal hospitalario. Tras un viaje incómodo al registro civil, donde ambos padres reconocen al bebé, poniéndole el nombre de Mai, Erik se queda solo al cuidado de su hija; luego, se enfrenta a la decisión de abandonarla a los servicios sociales, y acaba yendo a casa de sus padres (Epp Eespaev y Egon Nuter), que acceden a alojar y ayudar a Erik de forma provisional. Entre biberones, siestas, baños, paseos y noches interminables y agotadoras por el llanto de la niña, la esperanza de que Moonika recupere el instinto maternal va desapareciendo poco a poco, y Erik decide buscar un piso en el que vivir con su hija. A partir de ahí, las cosas no se pondrán más fáciles, pues hay que trabajar, sin olvidarse de vivir, y quizás enamorarse. Y la sombra de la madre biológica no deja de planear sobre ellos...

Take It or Leave It es un film de un realismo muy logrado, gracias a la buena construcción de su guion, así como una obra conmovedora sobre las dificultades y el despertar del amor paternal, temas que propician una reflexión en torno a la condición de la mujer. Plasmando maravillosamente las microemociones, la directora también sabe administrar el suspense y desarrollar la complejidad bajo una superficie sencilla, demostrando buenas habilidades para la puesta en escena, un dominio del ritmo, del encuadre y de la escenografía, con el apoyo de la excelente fotografía firmada por Erik Põllumma. Todo un abanico de cualidades que demuestran la singularidad de este primer largo y auguran a su creadora un futuro prometedor.

Take It or Leave It es una producción de Allfilm, que también gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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