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BLACK NIGHTS 2018 Competición

Crítica: Slam

por 

- La cinta de Partho Sen-Gupta, en estreno mundial en la Sección oficial de Tallin, duda ocasionalmente, pero solo la última escena es un potente puñetazo en el estómago

Crítica: Slam
Danielle Horvat en Slam

El nuevo film de Partho Sen-Gupta, Slam [+lee también:
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, proyectado en la selección oficial del Black Nights de Tallin, trata sobre los australianos de segunda generación. En la cinta, que llega cuatro años tras su anterior trabajo, Sunrise [+lee también:
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, y comparte su gusto por los toques de rojo, un acontecimiento trágico hace caer las máscaras que la gente lleva cómodamente desde hace años: la desaparición de una niña. Y no se trata de una niña cualquiera; Ameena (Danielle Horvat), una valiente activista y poeta slam de origen palestino, lleva incomodando a la gente algún tiempo con sus intensos espectáculos, suscitando tanta admiración como odio puro y sin adulterar, odio que se ve amplificado por el glorioso invento que son las redes sociales. Las autoridades locales declaran inmediatamene que se ha fugado para unirse a ISIS, así que la familia de Ameena tendrá que averiguar por su cuenta qué ha pasado con la niña. O más que su familia, su reacio hermano, Tarik (Adam Bakri, de Omar).

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Y así lo hace, enfrentándose una vez más a la realidad que quería dejar atrás, pues los constantes gritos de caras enfadadas en la televisión, en los periódicos o incluso en su propio patio le traen recuerdos traumáticos de una infancia marcada por la guerra. Pero la historia, que parece estructurada en torno a Tarik, pronto encuentra una nueva protagonista: la policía blanca Joanne, que también está afrontando una trágica pérdida. Los versos de Ameena resuenan en el aire, y la idea de la chica obsesiona a ambos, obligándoles a cuestionar todo lo que que han aprendido a aceptar. Por eso el personaje de Horvat, con los ojos pintados de kohl, logra capturar nuestra atención, aunque siempre la veamos a través de los ojos de otra gente. Viste un hijab, sus influencias son Malcolm X y Black Lives Matter, es molesta y fascinante por igual, confundida pero buscando una respuesta. Y dudando, también. Hace todo lo que los demás simplemente se niegan a hacer. 

Aunque las interpretaciones son a menudo bastante toscas y algunos diálogos demasiado explícitos ("Todo es culpa de tu puto ego de macho", grita Joanne en un momento dado, ante lo cual solo podemos darnos una palmada en la frente), Slam da lo mejor de sí misma cuando simplemente observa, sobre todo porque Partho Sen-Gupta, que ahora vive también en Australia, se fija en cosas de las que otros no se percatarían; por ejemplo, en ese tipo de racismo que se mezcla en la vida cotidiana, tan bien que ya ni te das cuenta. A menos que la gente tenga la oportunidad de expresarlo plenamente, y así, de un día para otro, te despiertas con una diana en la frente. "¿Crees que eres aussie?", le pregunta un viejo conocido con enfado, consciente de algo que Tarik, o más bien Ricky, como le llama su esposa blanca, no sabe: en este mundo, solo hace falta un paso en falso y vuelves a ser "el otro". 

Escrita por Partho Sen-Gupta, Slam es una coproducción de Australia y Francia. La cinta fue producida por Marc Irmer, Tenille Kennedy y Michael Wrenn para Dolce Vita Films, Invisible Republic y The Koop.

(Traducción del inglés)

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