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BERLINALE 2019 Competición

Crítica: El monstruo de St. Pauli

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- BERLÍN 2019: La nueva película de Fatih Akin está muy bien hecha, pero también es una de las películas más crueles y sangrientas que han competido en un gran festival

Crítica: El monstruo de St. Pauli
Jonas Dassler en El monstruo de St. Pauli

Imagina que Lucian Freud y Mike Leigh se unen para hacer una película sobre un asesino en serie y después aparece Quentin Tarantino para poner música a las escenas de secuestro y violación. Así es la nueva película de Fatih Akin, que compite en la 69ª edición del Festival de Cine de Berlín. El monstruo de St. Pauli [+lee también:
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, ambientada durante varios años de la década de los 70, se basa en el éxito literario homónimo de Heinz Strunk. La brillante prosa del libro empatizó con el famoso asesino Fritz Honka, que mató a varias personas en Hamburgo.  

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El Golden Glove del título original es un pub frío, húmedo y repleto de alcohólicos miserables que frecuentaba Honka, cerca de Reeperbahn, una zona por la que solían moverse los Beatles antes de conocer a Ringo Starr y alcanzar el éxito mundial. Akin nos presenta una versión del distrito rojo de St Pauli con prostitutas y traficantes de droga. Es una ciudad portuaria alemana que se tambalea después de haber sido reducida a escombros en 1943, y lo único que salva a los personajes del tedio es la bebida.

Los personajes que frecuentan el pub están perfectamente retratados por el guión de Akin y muy bien representados por su cinematógrafo habitual, Rainer Klausmann. Los tipos que se sientan en la barra tienen apodos como “Anus”, “Cola Rhum Waltraud” o “SS Norbert”, y miran con lascivia a las prostitutas viejas y drogadictas de las mesas. La directora pone énfasis en el horror y los primeros planos hacen que parezca que estos personajes nos van a dar un puñetazo en la cara.

Y luego está la excelente interpretación de Jonas Dassler como Honka. Akin vio el parecido entre el actor nacido en Remscheid y Honka en los Bavarian Film Awards, donde Dassler obtuvo el premio al Mejor actor joven por su interpretación en las películas LOMO: The Language of Many Others [+lee también:
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, de Julia Langhof, y La revolución silenciosa [+lee también:
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, de Lars Kraume. Dassler es una bestia: la prótesis y el maquillaje consiguen una nariz de boxeador, los dientes de un esqueleto y las cicatrices de haber pasado una noche con Freddy Krueger. Su físico le hace moverse por la pantalla como si fuese Quasimodo. Lo conocemos mientras mira por encima del cuerpo de la mujer vieja y obesa a la que acaba de asesinar. Su apartamento es una pocilga. Hay fotos de mujeres desnudas en las paredes, muñecas y mejor no hablar del lavabo. Reflexiona por un momento si debería descuartizar el cuerpo y después decide dejarlo bajo las escaleras. Y es una de las escenas más agradables.

Es la historia brutal, desagradable y episódica de un asesino; y Akin se asegura de no glorificarlo, haciendo que tanto él como su mundo sean tan oscuros, dolorosos y asquerosos que resulten difíciles de ver. Hasta los bomberos vomitan. Es una película para valientes y está muy bien hecha; pero también es una de las más crueles y sangrientas que se han proyectado en competición en un gran festival (y deberían sugerir a los espectadores que lleven una bolsa de plástico).

El monstruo de St. Pauli es una coproducción entre Alemania y Francia. Es una presentación de Warner Bros Pictures, producida por bombero international, Warner Bros Film Productions Germany y Pathé. The Match Factory gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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